La ex perredista ha trabajado con el dueño de Morena, Andrés Manuel López Obrador, desde que fue jefe de gobierno del entonces distrito federal, así como con Marcelo Ebrard.
Por: Mario Galeana
Si por derecho de antigüedad se definiera la candidatura de Morena a la alcaldía de Puebla, el nombre de Rosa Márquez Cabrera tendría un lugar en la boleta electoral del 1 de julio.
La activista de 67 años de edad ha militado en la izquierda desde que estaba en sus veintes, e incluso formó parte del círculo más cercano de Andrés Manuel López Obrador en dos de sus principales etapas como político: la presidencia nacional del PRD (1996-1999) y la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal (2000-2005).
Un sector de la cúpula nacional de Morena impulsa su designación como abanderada a la capital, aunque ello implique un enfrentamiento con el candidato al gobierno del estado Miguel Barbosa Huerta, quien se inclina por la ex panista Violeta Lagunes Viveros.
En octubre, Márquez Cabrera reconoció su intención de contender por la alcaldía de Puebla y, en esa lógica, el 8 de febrero se registró como aspirante de Morena, partido en el cual no milita oficialmente, aunque desde hace tres años renunció al PRD.
Ha dicho que Morena la invitó a pelear este cargo de elección, pero hasta ahora ha reservado el nombre del político que la impulsa. Probablemente sea el mismo que filtró al periodista Rodolfo Ruiz, director del portal e-consulta y autor de la columna La Corte de los Milagros, la supuesta unción de la ex perredista como candidata, por ser la única que posee “el consenso” de todas las corrientes al interior del partido.
SUS VÍNCULOS CON AMLO
A diferencia de las otras cuatro aspirantes de Morena a la alcaldía, Rosa Márquez puede presumir que ha trabajado de cerca con López Obrador, quien en 1996 la designó coordinadora de campaña en el estado de Querétaro para el proceso de renovación de la dirigencia nacional del PRD.
En la Jefatura de Gobierno del tabasqueño, la ex perredista fungió como directora del Instituto de Asistencia e Integración Social. Y de 2006 a 2012, en el periodo de gobierno de Marcelo Ebrard, fue titular de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades.
Es, por tanto, la aspirante con más cercanía a López Obrador y una mujer de largo aliento en la vida pública del país.
Pero esa es, en realidad, una de sus principales flaquezas. Desde que culminó su último cargo público, Márquez Cabrera ha perdido posicionamiento entre el electorado. Una desventaja crucial si se considera que 43% del padrón electoral del estado está representado por millennials, nacidos entre 1981 y 1995. Una generación que no vivió el lanzamiento del Frente de Estudiantes por el Socialismo —cofundado por la perredista en 1973—, ni conoció a los integrantes del Partido Comunista Mexicano (PCM) —donde militó por varios años—.
La aspirante está casada con Jorge Méndez Spínola, el ex presidente estatal del PRD que invitó hace más de dos décadas a Barbosa Huerta para sumarse al Sol Azteca y renunciar al PRI.
Márquez Cabrera fue cercana también a los ex dirigentes nacionales de la corriente perredista Izquierda Democrática Nacional (IDN), Dolores Padierna y René Bejarano.

