Encrucijada
Por: Luis Antonio Godina / [email protected]
En 1991 las encuestas llegaron para quedarse en las contiendas electorales en México.
En ese año se emplearon para que el PRI realizara su primer Plan Nacional Electoral, lo que le permitió obtener la mayoría en la Cámara de Diputados.
A partir de entonces, estos ejercicios demoscópicos se han convertido en acompañantes permanentes de los procesos electorales y hoy forman parte de los debates, discusiones o pláticas de café en torno a algún candidato o partido.
Sin embargo, las encuestas siempre han estado envueltas en polémicas debido a que muchos piensan que las cifras son un pronóstico.
Hoy, es suficiente con ver los periódicos, revistas y páginas web para darse cuenta de la efervescencia de los estudios demoscópicos y del apetito de la ciudadanía por ellas.
Esta aparición de encuestas y casas encuestadoras motivó que el Congreso de la Unión regulara su aparición y difusión, siempre con el aval de las autoridades electorales.
En este proceso electoral las empresas demoscópicas son un actor central y sus cifras son empleadas para hacer propaganda para el candidato que aparece como puntero o para denostar a los que aparecen en los demás lugares.
Las encuestas son, sin duda, una herramienta útil para la toma de decisiones. En el caso de los procesos electorales sirven para calibrar la campaña, el discurso, las propuestas.
Y también sirven para reorientar esfuerzos, cambiar equipos y estrategias, apuntar hacia otros horizontes.
Mucho se ha dicho y escrito respecto a las encuestas. Un análisis de lo ocurrido en 2012 realizado por Francisco Cantú, Verónica Hoyo y Marco A. Morales y publicado en la revista Nexos en mayo de 2015 señala que en la elección presidencial donde resultó triunfador Enrique Peña, las encuestadoras cometieron sesgos sistemáticos en la misma dirección, sobreestimando al ganador.
“Sería natural esperar que algunos lo subestimaran y otros lo sobreestimaran, pero no fue el caso en las últimas dos elecciones. El error aparece en tándem. Cuando hay sesgo en la estimación de los candidatos de un partido, se observa consistentemente en la misma dirección”, refiere el análisis.
Lo observado por los investigadores estará a prueba en esta elección, para saber si las encuestas no se “alinean” en la misma dirección señalando ganadores y derrotados.
Las empresas que muestran públicamente sus
