Lector curioso

Por: Rebeca Alcaide / @rebeccaalcaide

Las manifestaciones de transculturización en la sociedad han generado una visión del ser, provocando -en algunas ocasiones- la construcción de un mundo incluyente, en el que se concatena la cultura madre como símbolo de nuestra identidad fundamental y necesaria como lo asume la teoría freudiana de la pulsión.

Encontrar un refugio de esperanza en nuestras raíces permite transformar los paradigmas y asume que la historia no debe ser cíclica por condición natural, sino por concertación.

Por ello, es indispensable emancipar las teorías dominantes del sistema del neoliberal que se basan en la satisfacción momentánea, hedonista, adiafórica, que vertiginosamente nos copta en el esnobismo. Apostar a las teorías descolonizantes gestan una cosmovisión integral porque parte de estudio geopolítico situado en una realidad latinoamericana, para emprender una praxis adecuada para entonces, historizar temas que tanto urgen. Pues, solo así se podrá identificar como se aborda una circunstancia dada y la solución será hasta entonces democrática y legitima pues podrá aplicarse integral y dará paso a la construcción de una realidad histórica delimitada por sus propias características y necesidades.

Por lo tanto, la descolonización es la figura teórica que puede eliminar la hegemonía preponderante que invalida la identidad y el entender del ser; y se convierte en el reducto de esperanza para la autodeterminación de cada pueblo que termina con el eurocentrismo heredado desde el siglo XV.

En este sentido, la descolonización del porvenir es la gran posibilidad de un cambio, ante la crisis existencial y social que se vive en esta posmodernidad –el fin de la explotación y la dominación del ser humano por el ser humano y el cuidado y conservación de la naturaleza– no están en la aceleración del progreso, sino en su freno, en la construcción, aquí y ahora, de un nuevo paradigma ético y político orientado al bien común y al cuidado de la casa común. Es la toma de conciencia de que el camino vertiginoso hacía la utopía del progreso incluyente que tanto anhelamos.

 

 

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