Mesa Cuadrada
Por: Gabriel Reyes Cardoso / @GabrielReyesCa3
Una manzana es ícono de la primera desobediencia de los seres de barro y de costilla con el creador.
El pecado original encuentra concepto en esta manifestación auténtica de la calidad humana.
Cuando hablamos de corrupción y de cinismo, en el sistema político mexicano, bien podríamos decir que estas se gestan a partir del pensamiento y la acción de quienes quieren ser autoridades o representantes populares.
El pecado original se gesta en esas conductas deshonestas, malintencionadas, con las que, todos los candidatos, todos, engañan al electorado y cuando son votados, se complementa con la impunidad que, hasta ahora, les concede el fuero y el mismo cargo que, ostentarán.
Quienes quieren eliminar la corrupción y la impunidad, parten de falsedades. Incuban por tanto, favorecen por tanto, la misma corrupción e impunidad. Así no se podrán exterminar.
Hay candidatos que creen que el país se debe rehacer y hay quienes afirman que no hay razón para reinventar al país en cada elección.
La deshonestidad de los candidatos es evidente, gesta corrupción, la sola idea de, hacernos entender que cada uno de ellos son la salvación de todos y todo, también es cínica.
Fíjese usted.
Andrés Manuel López, dice que en México, todo se arreglará, solo si él es presidente.
Ricardo Anaya, asegura que en México todo se arreglará, solo si él es presidente para correr a todos los corruptos.
Antonio Meade, asegura que en México todo se arreglará, solo si él es presidente para castigar a los corruptos y continuar con el mismo modelo de nación.
Los tres postulan a la corrupción y al cinismo, como la razón principal de su posible gobierno.
Es cierto, una condición insalvable es desterrar la corrupción, el cinismo y evitar la impunidad, pero eso no es todo en la vida de una nación, que demanda aumentar su propia viabilidad.
México ya no es un rancho que se gobierne, ni con discursos brillantes, ni sombrerazos, ni buenas intenciones, ni con valor, únicamente.
México es la doceava potencia económica en el mundo, medida en su producto interno bruto. Muchos estudios de organismos económicos internacionales y empresas consultoras de reconocida autoridad, mencionan que en los próximos 20 años, la economía mexicana podría estar entre las 10 más importante del mundo. En América Latina es la segunda potencia económica.
Pero para sostener esta posibilidad, requiere, corregir los errores que impactan negativamente en sus desarrollo. Pero necesita algo más: Planes y programas, estrategias y acciones, fundamentadas en números y cálculos reales.
La dirección del país en ese sentido, deberá estar alejada de los vaticinios mesiánicos, de las fantasías y utopías. Estas no dan de comer, no generan empleos reales, no mantienen el salario, aun con todas sus insuficiencias, no dan medicinas ni atención médica suficiente y no permiten educación de calidad.
Por lo tanto, a los mexicanos conviene un Presidente, realista, bien informado, capaz de diseñar estrategias y gestionar recursos, experto en inducir, operar e innovar, procesos y procedimientos económicos y sociales para mantener niveles de competitividad al interior del país y al exterior.
Y la verdad, los candidatos enfatizan mucho la lucha contra la corrupción, agregan la inseguridad, pero no insisten en propuestas para corregir y potencialidad las condiciones económicas, casualmente origen de la inseguridad y resultado, en buena medida de la corrupción.
Finalmente, Andrés Manuel López, no es Dios, ni los mexicanos debemos esperar que lo sea, porque no se necesitan dioses, se necesitan estrategas reales.
Ricardo Anaya, no puede apostar la buena marcha del país, solo a su fortaleza para expulsar a los corruptos de Los Pinos y los gobiernos estatales, muchos en manos de su partido. México demanda inteligencia, algo mayor que valor.
Antonio Meade, no puede sostenerse solo en la continuidad de una línea que no ha sido eficiente. Es cierto, el país no debe reinventarse cada seis años, pero tampoco perpetuar mala distribución del ingreso.
Los tres mienten en algún sentido, los tres, engendran ya desde ahorita, corrupción, que después, habremos de buscar, alguien cancele. La historia, en ese sentido es circular, va y viene, pero, desgraciadamente permanece.
Y con esos bueyes, dicen en el rancho, tenemos que arar.
