Crónicas marcianas

Por: Zeus Munive / @eljovenzeus 

 

A quien crea que el “mocha manos” de el Bronco fue una ocurrencia, está mal. En política no hay tal cosa. En política todo es medido y medible las ocurrencias vienen cuando ya gobiernan.

  1. Un nuevo escándalo de Michel Chaín

¿Usted se acuerda de Michel Chaín?, ¿sí?, ¿no? Le refresco la memoria: fue secretario en el gabinete de José Antonio Gali Fayad, pero fue despedido en diciembre de 2018 por temas sobre los que ya no vale la pena hacer memoria. Fuera de su súbita salida de la Secretaría de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico (Secotrade) y lo que hay detrás de ella, en general fue un buen funcionario estatal tanto con Moreno Valle como en el municipio.

Pues no está usted para saberlo ni yo para andarlo escribiendo, pero ahora que Chaín ya anda de candidato del Partido Verde a la gubernatura de Puebla, está a punto de caerle la voladora y no porque haga bien o mal su campaña o porque el grupo en el poder ya lo haya perdonado, tampoco por cierto número de la mejor revista de Puebla que no vale la pena recordar (esa edición, insisto), sino por algo peor: su ex esposa, de quien preferimos obviar su nombre.

Resulta que la señora —quien se separó del candidato en cuestión una vez que lo dieron de baja del gabinete— amenazó con armar un escándalo si es que éste no se ponía la de La Franja. Dicen las malas lenguas que la señora jura y perjura que su ex tiene muchos recursos que le asignarán para la campaña que arranca este domingo.

Tiene planeado ir a gritar y llamar la atención de los medios de comunicación con tal de que su ex comparta su riqueza con ella y nada más con ella. No se extrañe si es que le esté pidiendo una gran cantidad de dinero y un carro.

Quienes conocen a la señora saben que es capaz de eso y más. No dude que en cualquier acto de campaña aparezca gritando y haciendo escándalo, puesto que no es la primera vez que lo ha hecho. Hay historias que se cuentan en los pasillos de Secotrade y de Finanzas en los que sólo las paredes escuchaban gritos y maltratos no sólo al funcionario, sino hasta a subalternas, pero eso es otra historia.

Michel Chaín debería hacerse una limpia con huevo antes de arrancar la campaña, pues en cualquier momento puede aparecérsele el diablo y dicen que es muy escandaloso. Es de esos que tienden a ser celosos, arrebatados, manipuladores y controladores, según relataron a este humilde reportero del agro con quien, como usted ya sabe, amigo lector de Crónicas Marcianas, no hay buena relación con el ex secretario por temas que ya es mejor no revivir y que quizá salgan escritos en alguna de mis memorias cuando se me borre la ídem.

Así que no se espanten si esto ocurre. Michel está avisado.

 

  1. De ocurrencias y cosas peores

Quien crea que el “mocha manos” de El Bronco fue una ocurrencia, está mal. En política no hay tal cosa. En política todo es medido y medible. Las ocurrencias vienen cuando ya gobiernan, pero cuando la lucha es conseguir el poder, todo está fríamente calculado. Y es que en un país donde reina la inseguridad, en un México donde los delincuentes están en las calles y se crean mafias —no del poder, esas ya existían—, sino entre los ciudadanos, léase: La Condesa y Polanco de la Ciudad de México, entre otras linduras, la propuesta de mochar la mano a un delincuente a muchas personas les parece bien y eso le da votos al candidato de origen neoleonés. Ante la falta de gobernabilidad y de pueblos donde los policías a veces son cómplices por omisión o por comisión de los delitos, a muchos ciudadanos les parece bien retomar la Ley del Talión en un país de la Ley de Herodes.

Esos temas, lamentablemente, sí son un peligro para México, puesto que aunque esté uno hasta la madre de la inseguridad, nunca será bueno tomar la justicia por propia mano, aunque uno como cwiudadano en peligro lo piense y a veces en la íntima intimidad hasta lo festeje.

 

  1. 3. Un mensaje a los pejechairos y derechairos 

Chairo: Aún no existe la definición como tal, pero básicamente se les empezó a decir a principios de 2000 a todos los que buscaban un “cambio”. Quizá empezó en la UNAM con la huelga de finales de los 90, ¿se acuerdan del Mosh y los cegeacheros? A ellos los llamaron “Chairos” porque era muy utópico lo que buscaban, era como una chaqueta mental. Masturbarse mentalmente es como cuando es uno estudiante y está enamorado de la niña bonita del salón que jamás nos hará caso porque sólo se la andan fajando los guapos y mamados de la secundaria, pero somos necios, pensamos que nos hará caso y rayamos nuestras libretas pensando cómo sería andar con ella.

Chaqueta mental es cuando una egresada de Ciencias de la Comunicación de cualquier universidad piensa que será conductora de televisión o será una famosa youtuber y diario beberá champaña e inhalará cocaína de la más pura.

Chaqueta mental es cuando Enrique Doger se ve en Casa Puebla cada que hay una elección.

Bueno, de “chaqueta” se derivó el término “chaira”, y “chairo” es quien vive de una utopía. Al principio, a los seguidores fanáticos de Andrés Manuel López Obrador se les llamó “zombis” o pejezombis, porque son como los personajes de The Walking Dead, están muertos, caminan a donde van todos, sólo sirven para chupar la sangre y nunca se acaban. No piensan. Su lógica es el pueblo bueno y el gobierno malo.

—Vamos a votar por AMLO porque ya estamos hasta la madre del pinche gobierno.

—Oye, pero en Morena hay ex priistas que fueron parte de la mafia del poder o participaron en actos de corrupción como Manuel Bartlett.

—Vamos a votar por AMLO porque ya estamos hasta la madre del pinche gobierno.

—Pero Mario Marín está subsidiando a Alejandro Armenta y Nancy de la Sierra.

—Vamos a votar por AMLO porque ya estamos hasta la madre del pinche gobierno.

—Napoleón Gómez Urrutia es parte de su equipo.

—Vamos a votar por AMLO porque ya estamos hasta la madre del pinche gobierno.

—Pero AMLO no ha aclarado por qué va a otorgar la amnistía a los capos del narco.

—Vamos a votar por AMLO porque ya estamos hasta la madre del pinche gobierno.

—Olga Sánchez Cordero fue la que perdonó a Mario Marín en la Corte, cuando el escándalo Lydia Cacho.

—Vamos a votar por AMLO porque ya estamos hasta la madre del pinche gobierno.

—…

Derechairo: Es igual que un chairo, pero de derecha. Este se divide entre fanáticos panistas o priistas y no, tampoco entienden razones. En Puebla existen personajes como Pablo Rodríguez Regordosa, quien acusó de canalla a Ricardo Anaya cuando éste dirigía el panismo y logró imponerse a sí mismo como abanderado.

En el caso del PRI, son aquellos que dicen: “¡Ganó Meade!” cuando hablan del debate, o suben imágenes en sus redes sociales con dicho mensaje. Bueno, aquí su “chairismo” de derecha es de risa loca, pero hay que entender que la importancia del ácido fólico para el buen funcionamiento cerebral es un tema reciente.

Los fanáticos están sueltos y son como gremlins que se reproducen si les echan agua y están en ambos lados, ¡abusados con ellos, no se dejen engañar! De todas maneras, gane quien gane, le confieso algo: no va a cambiar absolutamente nada. Los ricos seguirán siendo ricos, los pobres seguirán siendo pobres y la clase media será la que sufra, para variar, todas las consecuencias.

•••

Suponiendo, sin conceder, que es cierta la versión de que Luis Miguel Barbosa y Martha Erika Alonso van en empate técnico (algunas encuestadoras dicen que ya está arriba el tehuacanense, no lo sabemos con certeza), Enrique Doger es el más caro de todos en esta situación pues, si él se decanta a favor de uno o de otro, de eso dependerá el triunfo.

Y la pregunta de los 64 mil es, ¿por quién lo hará? O, mejor dicho, ¿con quién negociará?

A los priistas, recuérdenlo, les encanta ser soldados fieles y leales. Son como perros con correa y amaestrados, a quienes les gusta estar del lado del líder alfa, aunque sea de otro partido. En Puebla, ¿con quién se sentarán, a quién le llegarán con esos humildes ramos de acarreados? ¿Con el cuasivencedor en la Presidencia: AMLO, o se irán a apoyar al PAN?

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