Mayores de 85 años, con una amistad de más de seis décadas y la generosidad para compartir sus experiencias, este volumen busca más que un lector, quiere ayudar a niños en situación de calle.

Por: Ilse Contreras

 

“No hay en el mundo un libro escrito por cuatro viejas y menos tan prolíficas como nosotras”, asevera Dolores García Téllez Landa, una de las autoras de El valor de la vejez, quien con 91 años de edad hace énfasis en el valor que debe tener el ser humano hacia la vida.

El texto que integra los ensayos de cuatro amigas –Alicia Elosúa de Salinas, Dolores García Téllez de Landa, Bertha Gonda Rivera y Olinda Salinas Rocha– reunió en Puebla a cerca de 150 adultos mayores en una de las casas de lectura más reconocidas de la capital.

“¿Qué es un viejo o dónde empieza la vejez?”, lanza Francisco Sánchez Díaz de Rivera al comenzar la presentación.

El valor de la vejez habla sobre la vida de cuatro amigas, desde hace seis décadas o más, que pueden decir con orgullo que han vivido a plenitud, dice al replicar parte de una nota periodística.

Tampoco les han faltado malos ratos, enfermedades o lutos, sin embargo, estas viudas, madres prolíficas, abuelas y bisabuelas, con profesiones diversas tienen la suerte de mantenerse activas y joviales; al reflexionar sobre ello aceptaron compartir sus experiencias en un libro.

Paco Sanchez, como le dicen, resalta una parte de la contraportada: “Tener esa edad, 85 años que nos impulsan a enfrentar los enormes retos que imponen los novedosos años”.

A decir de quién ha leído El valor de la vejez y no pierde la oportunidad de decir a los asistentes que no se arrepentirán de comprarlo, esas líneas hablan de la salud, de cómo buscar la felicidad, de la muerte y cómo llevarla de la mejor forma posible, tema que abordó Olinda Salinas.

 

PALABRAS QUE AYUDAN

Dolores García Téllez de Landa, una mujer orgullosa de su vejez y madre de 10 hijos, dijo que uno de sus objetivos al llegar a vivir a Puebla era apoyar la asociación Ipoderac, que atiende a niños en situación de calle y violencia.

“No hallaba cómo seguir continuando esta obra maravillosa de atender a los niños de la calle abandonados y ahora las niñas, no hallaba cómo hacerle”, relató. La respuesta fue el libro; el dinero acumulado de las ventas irán directo al Ipoderac.

“Es mi obsesión yo espero, tengo 91 años –quien sabe cuánto aguante mi biología–, por eso estoy cuidando mi mente lo más que pueda, de seguir manteniendo mi mente clara, mi cuerpo lo más que pueda y mi espíritu, que es lo único que nos queda en la tercera edad”, apuntó durante su presentación.

Téllez de Landa resaltó el trabajo que hizo su amiga y colaboradora Teresa Villarreal de Dillon, presidenta del Comité Técnico de Adultos Mayores en Monterrey, al lograr, tras un trabajo de tres años, una ley para adultos mayores en ese estado, con políticas públicas para mejorar su vida.

“Aquí en Puebla no hay ley para el adulto mayor”, soltó al tiempo de asegurar que otra de sus metas, a cinco meses de habitar la ciudad, es compartir dicho trabajo a fin de que se logre una legislación que tome en cuenta a quienes hoy siguen con fuerza y entusiasmo ante una sociedad indiferente a sus necesidades luego de terminar una vida económicamente activa.

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