La Mirada Crítica
Por: Román Sánchez Zamora / @RomansanchezZ
Rodrigo llego como siempre, el mismo día a la misma hora, a la misma esquina, el mismo camión con la misma música, el calor insoportable, un camión sin equipar, sin placas, sin permisos, pero que al ver la factura los policías del ministerio de seguridad y los del ministerio de comercio, tanto de la comunidad autónoma, así como de la alcaldía, le decían –usted disculpe, maneje con precaución-.
Rodrigo, ya instalado a pesar de estar prohibido estacionarse en la intersección de Cazador y boulevard Batalla de San Ignacio, nadie lo podía quitar, a pesar que le gritaban, el solo hacía que no escuchaba.
Observó como en un coche dos novios, Emanuel y Carolina discutían, mientras los coches se paraban, Georgina e Iván, se disponían a caminar entre los autos…
-Qué mundos tan distantes en una sola calle, en un momento, ese punto de intersección dónde todo se encuentra, los que sin buscar las oportunidades las tienen todas y los que buscando esas oportunidades, solo alcanzan a sobrevivir para seguir en esa búsqueda el día siguiente- Rodrigo entonces encendió un cigarro, tomo su refresco y vio esos mundos lejanos que buscan construir vida, y que trata de sobre vivir en el abandono de los presentes.
Rodrigo entonces, tomó su billete de lotería, el cual tenía mucho tiempo de no sacar a un ganador y raspo la parte frontal, ya no lo vio al ver como una chica salía molesta de un auto, dejo su billete en el tablero del camión y se secó el sudor de la frente con una franela con la que regularmente limpiaba el volante del camión.
¿Cuántas historias confluyen en un solo lugar, en un mismo instante todas estas generando una realidad de diferentes realidades donde cada uno vive su realidad en la soledad de sus intereses?
Como una mirada al cineasta François Girard, o hasta Matt Groening, o quizá aun con Manuel Payno, quizá una lección de entrelazar pistas y ser parte de una lúgubre historia con Agatha Christie y ver como se arma un rompecabezas para llegar a un final inesperado, donde hasta Stephen King toma esta técnica para vernos intrigados en una juego de tiempo y espacios que se encuentran como los ríos y al confluir generan un remolino que no hay ser vivo que pueda con estas aguas o planteamientos en sus lecturas.
Las construcciones sociales llevan al olvido de la felicidad, de los objetivos primarios del hombre: “hoy nos reunimos para conformar una gran nación, porque el nació para ser libre, nació para ser feliz….” Y eso fue olvidado para decir que “el hombre nació para producir, para integrarse en una sociedad, para consumir, acumular e imaginar que esto es su fin en la vida…” y desde entonces vemos a los jóvenes vacíos, sin ánimo, sin expectativa, donde su sueño lo mataron al nacer…
¿Dónde se abandonó al hombre?
¿Dónde se quedó muda la propuesta de Justo Sierra, Ramírez ese Nigromante de las letras?
¿Dónde quedo callada esa generación del 29?
¿Dónde se confundió que la libertad se hace por hashtag (#)?
El hombre está más sólo a pesar de que este en medio de mil personas como se leía con García Ramírez, en suplementos culturales que la gente olvido así como sus personajes de Cefalía y Proserpina.
Rodrigo, regreso de su reflexión a su realidad, tomó su billete, lo miro, lo rectifico, lo volvió a ver, noto lo suave del papel, reviso los códigos, no podía creer que después de 20 años, seguía sin ganar más que la ilusión de ser un día el merecedor de todos esos millones puestos al azar.
-¿Y qué haría yo con tanto dinero?-
-Mis hijos, se esfuerzan en seguir estudiando y ver a los chicos universitarios promocionando a los hijos de los políticos de siempre, me indica que las cosas seguirán igual, y los hijos de los funcionarios encerrados en sus vehículos de lujo, siendo el sueño de todos y todos dispuestos a pagar cualquier precio para tomar su lugar-.
Rodrigo entonces tomó su segundo billete, desde hacía más de 20 años que compraba dos cada quincena, y por fin, por fin lo había logrado… y se dijo… -¿En realidad cambiare con todo este dinero o seguiré el camino que los demás siguen?-…
Bajo del camión -compa, por favor llegan por él una hora, dale las llaves al ayudante- le dijo al oficial que estaba atrás en una patrulla el cual lo vio extrañado… Rodrigo camino sin rumbo con su billete de lotería en la bolsa de su camisa… su vida… ya no sería la misma y el con más miedo que animo se perdió entre la gente de ese crucero…
