La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam
Cuentan que cuando el Chango Casanova perdía una pelea de box se iba a la cantina tepiteña más cercana y buscaba recomponer lo que no había podido hacer en el cuadrilátero.
—¡Tuve que haberle pegado con la derecha en el pinche hocico! —gruñía.
Y también gruñían los alcahuetes que lo acompañaban.
Eso ha estado ocurriendo después del debate del domingo en el ámbito de López Obrador.
Tras un primer enojo —representado por una extraña postura del cuerpo detrás del atril: doblado, como si buscara una cartulina que nunca encontró—, el candidato presidencial de Morena se fue sin despedirse y se marchó en un auto blanco.
Ya en su casa, hacia la medianoche, grabó un video muy en el estilo del Chango Casanova para lamentarse de su falta de reflejos para responderle a Ricardo Anaya, quien lo sometió a un potente y persistente uno-dos igual que Joe Conde al legendario campeón sin corona mexicano.
AMLO estuvo a punto de decir “¡Tuve que haberle pegado con la derecha en el pinche hocico al Ricardo Anaya!”.
Sus alcahuetes en las redes y en algunas columnas no dudaron en decirle que él y no otro había ganado.
(Lo mismo hacían los gorrones del Chango Casanova entre copa y copa, todo en aras de que siguiera invitando el alcohol: “¡Tú ganastes, mi Chango! ¡Usté es el mero campeón!”.
En los postdebates, los John Ackerman, Los Germán Martínez, las Tatiana Clouthier, los Jesús Cantú, buscaron aclarar lo que Lopez Obrador no pudo hacer en el debate.
Y así llevan haciéndolo desde el domingo en la noche.
En sus mítines, el candidato ha empezado a aclarar lo que debió aclarar en el Palacio de Minería ante su odiado rival.
Cómo olvidarlo: optó por silencios largos, profundos, y por extrañas posturas detrás del atril.
El Chango Casanova pasaba dos o tres semanas bebiendo con sus alcahuetes antes de la próxima pelea ante Joe Conde, quien, a la menor oportunidad, lo volvía a tundir a golpes.
López Obrador no bebe, pero sí pega estampitas del Mundial de futbol y desdeña el más básico entrenamiento previo al debate.
Hasta el cierre de esta columna, él y sus adictos siguen aclarando lo que por falta de reflejos AMLO no puntualizó frente a Ricardo Anaya, quien, por cierto, se parece a Joe Conde en su manera de pronunciar el idioma de Donald Trump.
Murió Chucho Cruz
Triste noticia la muerte de ese extraordinario fotógrafo que se llamó Jesús Cruz.
Alto, pegado siempre a su cámara, de perfecto buen humor, Chucho recorrió la escena nacional y local captando escenas memorables.
La época de Miguel de la Madrid, con quien trabajó en Los Pinos y Palacio Nacional, fue su parteaguas.
Y esas fotografías las compartió generosamente con los parroquianos que acudían de manera regular al bar taurino que llegó a tener en el Centro Histórico de Puebla.
Siempre afable, cariñoso, Chucho aparecía en la calle, en los restaurantes, en los foros públicos, y nos abarcaba con sus grandes brazos.
Hace unas semanas, mi querido Alejandro Cruz, uno de sus hijos, me contó que estaba armando un libro con sus fotos.
Quedó de avisarme cuando estuviera listo.
La noticia de la muerte de Chucho llegó desgraciadamente antes.
En paz descanse.
La fotografía está de luto.