Plumas Ibero
Por: Luz del Carmen Montes Pacheco
Con varias consignas, estudiantes y profesores de la Ibero Puebla, acompañados de nuestro rector, salimos a la calle el 16 de marzo, alrededor de las 09:15 horas, para protestar por el ataque tan violento que sufrió una de nuestras alummas tres días antes.
Ese día, entre las 08:15 y 08:45 horas, muchas estudiantes recorrieron los pasillos de la universidad invitando a los integrantes de la comunidad estudiantil a participar en el bloqueo de tránsito que realizarían en el semáforo que está frente a la entrada peatonal de la Ibero.
En el lugar señalado, nos sumamos a la comitiva una compañera y yo. Pudimos observar cómo salió un grupo de estudiantes y profesores, liderados por académicosdel departamento de Ciencias Sociales. y en las afueras de la universidad les esperaba un puñado de alumnos que conformaron una especie de “banda”, estaban equipados con tambores y utensilios de cocina para “resaltar” la protesta. Ojalá hubiéramos sido más.
Vi muchas mujeres, la mayoría estudiantes universitarias, proclamaban: ¡Alerta de género, ya! A pesar de la histórica lucha por igualdad de derechos –y obligaciones–, la vulnerabilidad física de las mujeres nos obliga a tener que reclamar urgentemente a las autoridades un mecanismo que nos garantice seguridad.
Puebla es uno de los siete estados donde se ha decidido no declarar la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM).
Según información publicada por el Instituto Nacional de las Mujeres (en gob.mx), el 7 de julio de 2017 se notificó la no procedencia de la AVGM en nuestro estado debido a que no hay elementos objetivos suficientes para declararla (se afirma en la misma página).
No es un elemento objetivo suficiente que en Puebla ocurrieran 106 feminicidios durante el año pasado, los cuales fueron registrados por el Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) de la Universidad Iberoamericana Puebla; o los 102 (cuatro casos menos) contabilizados en 2017 por el Observatorio de Derechos Sexuales y Reproductivos (Odesyr).

Desde otra instancia, una oficial, Puebla está entre los 12 estados que lideran la lista de feminicidios reportados en 2017 –según Información delictiva y de emergencias con perspectiva de género del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP)–; a nivel nacional reportan un incremento de 72.4% de 2015 a 2017.
¿Qué pasa en nuestro estado?, ¿en nuestro país?
Es bien sabido que en una sociedad donde resalta la impunidad y la corrupción, el delito aumenta y ese es nuestro caso.
El Estado no cuida los derechos de las mayorías ni de los grupos más vulnerables, las tan cacareadas reformas no son suficientes si no se vigila la integridad de los mexicanos. Este muro es más grande que el que se está planeando para nuestra frontera norte.
Claro que entiendo –y comparto– la indignación de las y los estudiantes que encabezaron la manifestación con la que empecé este texto.
Agradezco el apoyo de las personas, quienes desde su automóvil compartieron imágenes en las redes sociales y se sumaron con gestos de apoyo; sin embargo, también exhorto a las personas que sin paciencia tocaban el claxon para que los dejáramos pasar (lo hicimos cada dos semáforos), a que se sumen a nuestra indignación.
Entiendo a los ciudadanos que iban de la Ibero al Parque del Arte, quienes iban a correr o a hacer ejercicio y se esperaron para poder cruzar “seguros”, como una compañera me comentó.
Entiendo a las madres y los padres que no están tranquilos mientras sus hijas, y sus hijos, salen de casa a estudiar, a hacer deporte, a socializar, a divertirse, a vivir. Yo soy una de esas madres y también soy una de esas hijas.
Pero también exhorto a las autoridades a dar respuestas efectivas, a la sociedad civil a participar y a exigir un mejor gobierno.
En época de elecciones,hago un llamado a los candidatos a que propongan soluciones a nuestros males estructurales, a esos muros internos que no nos permiten acceder a la justicia social.
Nuestra sociedad merece seguridad, mejores empleos, mejor educación, mejores servicios de salud. No merecemos los primeros lugares en corrupción ni en violencia.
¡Queremos vivir y convivir en paz!
