Para frenar un vehículo que circula a una velocidad de 100 km/hr en un día lluvioso, se necesita un espacio igual al largo de una cancha de basquetbol, es decir, unos 28 metros.
Las lluvias en las ciudades representan un riesgo elevado para la conducción, por causa de la suciedad acumulada en el asfalto (grasa, tierra, gasolina).
Hasta 50% de adherencia se reduce en el pavimento mojado con lodo resbaladizo 30% aumentan los hechos de tránsito producidos principalmente por derrapes, acuaplaneo (acumulación de agua entre la llanta y el piso) y reducción de visibilidad.
Consideraciones en las tres etapas de la conducción bajo lluvia
- Reducir la velocidad 10% de lo indicado en el señalamiento.
- Subir las ventanillas para evitar ser mojados por la lluvia u otro vehículo y perder el control con la distracción.
- Encender el sistema de ventilación para evitar que se empañen los cristales.
- Encender las luces en baja evitando deslumbrar a los demás conductores (aun en día).
- No se arriesgue a cruzar una zona inundada, si el agua cubre el motor puede llegar a pararse.
- Detenerse con las intermitentes encendidas en alguna estación de servicio o calle iluminada.
- Después de atravesar corrientes de agua menores, secar los frenos para que no pierdan su efectividad accionándolos varias veces con el vehículo detenido (Bombeo intermitente).
- Identificar cuerpos de agua (charcos); pueden esconder: alcantarillas destapadas, bocas de tormenta anegadas o baches.
- Con trapo o esponja aplicar limpiador con base detergente en cristales y retrovisores.
Recomendaciones de la AMTM Puebla
- Al inicio de la lluvia, DISMINUYA la velocidad y AUMENTE la distancia entre su automóvil y otros, además considere el frenado en esquinas.
- Muestre RESPETO y CONSIDERACIÓN hacia los peatones, evite mojarlos y tenga extremo cuidado con ellos en los cruces.
