Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo

Lo que seguramente se verá el próximo domingo 1 de julio en Puebla será el duelo entre la poderosa estructura del grupo en el poder viéndose las caras en un duelo mano a mano en contra de la participación de los ciudadanos.

El aparato morenovallista, en tres elecciones consecutivas, ha demostrado ser una máquina de operación electoral perfecta, con operadores clave, quienes pocas veces se dejan ver, pero que suelen ser muy efectivos.

Los resultados avalan el trabajo de este grupo y sus operadores. En 2010 ganaron la gubernatura con 11 puntos de ventaja sobre Javier López Zavala; en 2013 la alcaldía de Puebla y la mayoría en el Congreso, derrotando al ex rector de la BUAP, Enrique Agüera Ibáñez; y en 2016 retuvieron la gubernatura con casi 10 puntos de ventaja de Tony Gali sobre Blanca Alcalá.

Muchos de esos triunfos se le atribuyen a los buenos candidatos, pero también a la impecable operación política del grupo en el poder, que conoce a la perfección el terreno que pisa municipio por municipio.

Ahora el morenovallismo enfrentará otro gran reto, enfrentar la participación ciudadana, factor que puede mover la operación del grupo en el poder.

Es un hecho que si algo logró inclinar la balanza a favor del morenovallismo en 2010 fue la importante participación ciudadana, misma que se volcó en ese entonces en contra del marinismo y encumbró al actual grupo en el poder.

La participación ciudadana casi llegó a 60%, algo casi histórico para la entidad, que no había registrado estos niveles de afluencia en las casillas.

En la elección intermedia de 2013 y la de 2016 en la lucha por la mini gubernatura, la participación fue muy baja, lo que favoreció la operación política del actual grupo en el poder, que además debido a sus acuerdos con el peñismo, dejó pasar varias cosas en 2012 y 2015.

Ahora deberán hacer frente a una gran prueba que es no sólo el desgaste de los ocho años en el ejercicio del poder, sino también al fenómeno de López Obrador que registra un crecimiento increíble en territorio poblano.

Es tal el arrastre del tabasqueño, que algunos estudios sitúan al candidato de Morena y de la colación Juntos Haremos Historia a la presidencia de la República hasta con 57 puntos de preferencia electoral.

El riesgo para el grupo en el poder, y ya lo he mencionado en otras ocasiones, es que la fuerza y la popularidad del tabasqueño sean tales que arrastren a sus candidatos a presidentes municipales, diputados locales y federales, senadores y hasta a los abanderados a las nueve gubernaturas que estarán en juego.

La participación ciudadana será clave para saber qué grupo se terminará imponiendo.

La estructura morenovallista poco puede hacer, si es que se llega a presentar una importante participación el día de las elecciones.

Generalmente si la gente se anima a ir a votar es para ir en contra del sistema, aunque en el caso Puebla habrá que ver las habilidades de los operadores del albiazul para frenar la avalancha o el tsunami que se aproxima hacia el estado.

No se trata de si los candidatos son buenos o malos, la situación va más allá de los personajes, obedece a una situación emocional de enfado por parte de un gran sector de la población que se ha visto muy afectada luego del retorno del Revolucionario Institucional a Los Pinos.

La situación no es nada fácil, operación electoral vs participación social, el enfrentamiento luce por demás interesante y por supuesto es una de las claves para definir el rumbo de esta elección.

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