Crónicas marcianas

Por: Zeus Munive / @eljovenzeus 

 

El mensaje vino después y nadie reparó en ello: en una tarima Martha Erika Alonso en  un salón enorme en el que estaba la estructura albiazul; estaba a reventar.

Más allá de quién ganó o perdió el debate del lunes pasado, de que Luis Miguel Barbosa es nuestro Luisito Rey de petatiux, de cómo se vieron Michel Chaín y Enrique Doger, el mensaje no fue dicho encuentro, el mensaje vino después y nadie reparó en ello: en una tarima Martha Erika Alonso junto con el candidato del PAN a alcalde de la capital, Eduardo Rivera, al otro lado Jesús Giles, líder panista en la entidad. Era un salón enorme en el que estaba la estructura albiazul. Estaba a reventar. Abarrotado. Muchísimos panistas. Ese es el mensaje, porque estructura mata carita. Estructura mata talento. Estructura mata todo.

La candidata a gobernadora, a diferencia de su actuación en el encuentro, se veía relajada, emocionada; claro, este es su escenario y son sus correligionarios. Es su espacio, pero nunca se había mostrado tan eufórica al gritar “¡Sí se pudo, sí se pudo!”. Esta es su estructura y es con lo que van a contar el día de la elección, que sólo lo puede derrotar un verdadero enojo social o algo adverso que suceda en estos últimos, situación que se ve casi imposible.

Luis Miguel Barbosa al contrario, se le ve mal, perdón por la expresión pero se le nota desajustado. Alicaído. No arma bien su defensa, es más ni se defiende. Pero tampoco juega como López Obrador a salirse por la tangente o a sacar frases geniales como cuidarse la cartera o esta vez no la traje (la misma cartera) o abrazos sí balazos no. No, Barbosa se percibe harto, cansado, está ahí por obligación no por gusto.

Barbosa tiene un problema: nunca se mostró como opción de cambio. Nunca dirigió un discurso de oposición ni contrastó con el grupo en el poder.  Además, junto con Biestro, JJ y varios más inició una guerra interna contra el grupo de Alejandro Armenta Mier, con Fernando Manzanilla y no supo unir a Claudia Rivera. Es decir, no mostró liderazgo. Barbosa no es un líder. Es un jefe, no es alguien que genere lealtades reales y compromiso.

No obstante, si llegara a ganar (como algunos afirman que así será) no será por él ni por su lenta campaña. Será por el arrastre que traiga López Obrador en el estado de Puebla. En sí, su campaña ha sido exactamente como su participación en el debate: anodina, lenta y cansada. Podríamos decir que alicaída. No se le ve emoción.

Enrique Doger es quien tiene más tablas y quien mejor estructura su discurso. El problema del ex rector es que cuenta con un partido que está en menos cero. Que no lo calienta el Sol y con un peso enorme de corrupción. Podría alguien decir, que Doger hizo un excelente papel y probablemente así sea, pero con un partido dividido, con falta de una misión, visión y objetivos

Así que Doger pudo haberse desempeñado bien, pero es como no existir. Es estar pero no estar. Y conste que no tenemos nada contra el ex alcalde poblano. Sabemos sus fortalezas, pero también sabemos de sus amenazas y sus debilidades.

De Michel Chaín sólo puede uno decir que hizo lo que tenía que hacer y lo hizo bien. El Partido Verde, como bien sabemos juega en unos casos a favor del PRI, en otros a favor del PAN, así que no hay más comentarios.

Por lo tanto, lo que ocurrirá el día de la elección será un enfrentamiento entre la estructura que respalda a Martha Erika contra el arrastre y la popularidad de AMLO. La duda ¿quién ganará? No hablamos de las encuestas puesto que esa materia ya está muy sobada.

Por eso, insistimos, el mensaje de poder de la candidata del Frente vino después del debate, ahí mostró el músculo. Ahí dirigió un discurso emotivo, fuerte, agresivo, emocional.

A diferencia de lo que opinan muchos de mis colegas, el debate sólo fue de autoconsumo y sólo lo vio el círculo rojo, fue opacado por el del martes entre los candidatos presidenciales y, finalmente, por el escándalo de Luis Roberto Alves Zague.

•••

El mismo mensaje ya mandó Eduardo Rivera. El domingo pasado al medio día, el panista salió con un numeroso grupo de gente a llenar las calles del primer cuadro de la ciudad. El mensaje: estos son los que llevarán la elección el día de los comicios.

Muchos de los que ahí estaban son ex empleados de delegaciones federales, empleados de gobierno que quieren que regrese Rivera Pérez y muchos que seguramente llevaban su frutsi bajo el brazo. No importa, el mensaje fue claro. Y fue un golpe en la mesa para mostrar su músculo.

Además a Rivera Pérez ya lo apoya el grupo en el poder. Y se nota. Ese es el mensaje. La elección sigue pasando por la ciudad de Puebla.

•••

Por otra parte, y para salir un poco de la política, ¿Sabían ustedes que Puebla es el primer lugar a nivel nacional en cuanto a reparación de espacios educativos dañados por el sismo del año pasado?

¿No? Bueno, pues ya lo saben. Resulta que gracias a un trabajo coordinado entre el gobernador Antonio Gali Fayad, la SEP y el  Comité Administrador Poblano para la Construcción de Espacios Educativos (CAPCEE), la entidad poblana se acomodó un hit al reparar y construir más escuelas que resultaron dañadas con el temblor del 19 de septiembre pasado.

En días pasados, el gobierno del estado fue reconocido como un ejemplo en esta área por parte del director general del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (Inifed), Héctor Gutiérrez.

Y es que a todos ya se nos olvidó el sismo. Estamos concentrados en las elecciones o en el mundial de futbol, pues bien, ese reconocimiento se hizo apenas en el que estuvo tanto el mandatario estatal, el titular de la SEP, Ignacio Alvizar como el director del CAPCEE, Enrique Guzmán, quien logró junto con las otras dependencias salir adelante, después del terrible episodio que vivimos.

•••

Ya falta menos para que nos dejemos de odiar por una elección en la que los de a pie no ganaremos ni perderemos. No hay que calentarse ante la guerra que viene y que aumentará su intensidad.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *