La candidata a diputada federal del distrito 12 con cabecera en la capital poblana afirma que cree en un gobierno de coalición a nivel federal como una alternativa para hacer realidad todo por lo que ha luchado la oposición
Entrevista por: Mario Galeana
Roxana Luna Porquillo dice que nunca hubo más opción que esta.
La de ser activista. La de ser política. La de militar en el PRD desde los 15 años, el único partido que permitía a los chicos y chicas de su edad afiliarse sin mayor problema.
Roxana dice que, aun cuando la hubo, la única opción que quiso elegir fue esta.
Porque rebelarse, me dice –y usa esa palabra, ‘rebelarse’–, habría sido cumplir con el prototipo de mujer que la sociedad pide: hacer la vida junto a alguien más, casarse, someterse a un ritmo quizá más calmo, elegir sólo un par de ojos en lugar del cíclope de las multitudes.
Por eso, dice, nunca hubo más opción que esta. Fue educada por un líder social que fue parte de los fundadores del PRD en Puebla, Eusebio Luna, y una trabajadora social que militó en el Partido Comunista, Margarita Porquillo. Fue educada para hacer política y actuó en consecuencia.
A los 26 años ya era subsecretaria de Derechos Humanos y Pueblos Indígenas del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRD, y así, sucesivamente, escaló en distintas posiciones hasta ser la primera candidata perredista al gobierno de Puebla.
Hoy también es candidata, pero a diputada federal por el distrito 12 de la capital, y observa dos escenarios: la perpetuación del modelo presidencial priista a través de Morena, o la posibilidad de un nuevo régimen, los gobiernos de coalición.
No cree que su partido haya desdibujado su ideología con su acuerdo con la derecha, con el PAN, sino que es, más bien, la forma perfecta de hacer un contrapeso de gobierno. Y otra forma de hacer contrapeso es, dice, que la ciudadanía aplique un voto diferenciado el 1 de julio.
“La capital será donde habrá mayor voto diferenciado, y eso me da mucho gusto, porque los ciudadanos votarán a partir de los ciudadanos que conocen. Y cada ciudadana recuerda qué hizo cada uno de los candidatos”, asegura.

—¿Qué le hace creer que la capital registrará un voto diferenciado superior al resto de las regiones del estado? —le pregunto.
—Porque la misma gente lo dice. En mi distrito, por ejemplo, a mis rivales la gente los identifica sólo como “la hija de Blanca Alcalá” (Karina Romero Alcalá, candidata del PRI), o como “el cuñado de Moreno Valle” (Fernando Manzanilla Prieto, de Morena). Por más que digan que no, ellos han vivido de la clase política toda la vida. Han estado en cargos de poder y dirección: una, como regidora; otro, como secretario General de Gobierno y como representante de otros partidos. Los ciudadanos identifican exactamente qué representan.

—¿Cómo se siente usted haciendo campaña con panistas, por ejemplo, que representaron por mucho tiempo una rivalidad con los perredistas?
—Así como Andrés Manuel López Obrador perdonó a Elba Esther Gordillo, o así como los morenistas perdonaron al cuñado de Moreno Valle por todo lo que hizo —los presos políticos o la privatización del agua—, esta alianza va más allá. Creo en esta propuesta de gobiernos de coalición a nivel federal porque son una alternativa para este país. Es público que Andrés Manuel dijo que no quería nada con el PRD, y cuidado: alguien que veta no es un demócrata. Eso me asusta. Por eso decidí mantenerme en el partido, para garantizar un equilibrio que permita, desde el Por México al Frente, hacer realidad todo por lo que se ha luchado. (…) Creo que en este momento tengo la responsabilidad histórica de acompañar a este instituto político. Me siento bien haciendo campaña porque la gente reconoce de qué forma los he apoyado. En el caso de Puebla, mi apoyo ha sido a través de la instalación de centros de abasto, una forma comunitaria de ayudar a la gente, sobre todo a la gente que vive en el sur (…) No me es difícil estar en donde siempre he estado: con la gente. Hoy nos acompaña un frente, sí, pero seguiré criticando como hasta ahora. Porque las coyunturas políticas también son distintas. Cuando tuve que marchar para pedir la liberación de presos políticos, lo hice. ¿Hoy hay presos políticos? ¿Por qué debería marchar en este momento? ¿Por la inseguridad? Lo haré, sí, como siempre lo he hecho.

—¿Entonces no comparte la idea de que el Por México al Frente desdibujó al PRD?
—No, porque mantenemos nuestra agenda de derechos. Defendemos lo que creemos. Estamos con la pluralidad, somos un partido de izquierda que defiende sus banderas: el derecho al agua, la libertad, el salario digno, la revisión de la Reforma Energética, la creación de una ley de Participación Ciudadana, el territorio, el medioambiente. Esas son nuestras luchas, y no las hemos perdido. Lo que sí preocupa es la agenda que están impulsando desde la extrema derecha, en este caso el PES, que no quiere discutir los derechos ni hablar sobre ellos. Hay tratados internacionales que reconocen nuestras libertades, como para que ahora alguien diga que se someten a consulta. Los derechos no se consultan; los derechos se respetan.

La llegada al PRD
—¿Cuándo decide participar en la vida política del país?
—Bueno, en realidad no fue algo que me preguntaran. Nací inmersa en una familia que siempre estuvo activa. Mi padre fue uno de los líderes sociales en Cholula más importante para derrocar el cacicazgo que se ejercía desde los sindicatos sobre la clase trabajadora, y también uno de los principales dirigentes contra el despojo de la tierra, porque, para entonces, en Atlixco y Cholula se iba generando la especulación de la tierra. Mi madre era comerciante, mi familia se dedica a la elaboración del queso, y ella fue también una de las personas que trabajaron para desarrollar una instancia para los hijos de la clase trabajadora; se llamaba Círculo Infantil. Entonces, recuerdo que a veces los hijos de los trabajadores —porque mi madre fue trabajadora de la BUAP— a veces nos encontrábamos porque nos llevaban a volantear; mi padre también me llevó a muchas actividades, incluso me tocaba tomar el micrófono y hablar. Por eso digo que no me preguntaron: nací en ese ambiente político. A los 15 años empecé a organizar a varios jóvenes en Cholula y eso me permitió formar mi carrera política. El PRD es el único partido en el que te puedes afiliar a los 15 años. Entonces, lo primero que hice al tener 15 años —además de tener mi primera tarjeta de débito— fue afiliarme al partido.

—Pero ¿se ve haciendo otra cosa?
—Pues debo de confesar que a muy temprana edad, como todo joven, te enamoras ¿no? (Risas). Me dije que ya no, que me iba a rebelar y que cumpliría el prototipo que pide la sociedad, casarme, trabajar en otra cosa distinta a la política, pero al final no elegí eso. Y hubo un momento en el que elegí. Alguien me preguntó: ‘la política o yo’. Entonces hubo un momento, o más bien varios, en los que tuve que decir adiós. Fueron decisiones difíciles.

—¿Y por qué elige el PRD?
—Mi padre fue fundador del PRD. Su formación fue esa. En cambio, mi madre no estaba en el PRD, sino en el Partido Comunista y en el PSUM (Partido Socialista Unificado de México). Yo empecé también desde muy chica, a los 15 años, como te dije. Cuando estuve en la Subdirección Nacional de Derechos Humanos del PRD hicimos una caravana en defensa del agua y la tierra. Hubo casos que defendimos relacionados a los presos políticos por defensa de su territorio, por el despojo de terrenos que se hacía en Azumiatla. Entonces ese fue mi camino. Ya llevo muchos años siendo consejera electa por Puebla, es decir, ganando en votaciones internas dentro del partido. Eso me ha permitido ser parte de la toma de decisiones dentro del PRD.

—Pregunté sobre su llegada al PRD, su elección, pero hablar del PRD como un grupo homogéneo sería un error, considerando que hay tribus y grupos internos y un sinfín. Usted misma forma parte de la corriente ADN, liderada por Héctor Bautista; pero, por otra parte, está también Nueva Izquierda, que dirigen Los Chuchos. A lo que quiero llegar es si realmente hay algo que distinga a cada tribu.
—¡Sí, eso es el PRD! ¡Eso es! Es una diversidad de grupos, pero siempre nos ponemos de acuerdo. Aquí no hay nadie que se siente y mande. El PRD es el partido que toda la vida está impugnando, el más especialista en materia electoral. He oído que en varios partidos les advierten que serán expulsados si impugnan. Pero las corrientes del PRD son un espacio de discusión donde se reconocen las mayorías y las minorías. No todas las corrientes son buenas, porque no todas han tomado las mejores decisiones, pero en el caso de ADN hemos peleado para generar un equilibrio en el partido.

—¿Cómo definiría al PRD de hoy? Se lo pregunto porque, así como sus padres, hay muchos militantes que fundaron el partido y que, sin embargo, hoy están desencantados y/o con Morena.
—El PRD es el resultado de quienes lo han conformado y de quienes se lo han acabado. El PRD dejó de formar cuadros políticos porque todos lo vieron como una forma de aspirar a un cargo. Se fueron quienes no vieron representadas sus aspiraciones personales. Pero somos muchos los que vemos en este partido a algo muy importante y necesario para el país. El PRD ha sido un contrapeso para este país. Lo que pasa es que el PRD tomó decisiones que no generaron consensos ni resultados esperados. Muchos dirigentes decidieron ir coaligados con la derecha, pero faltó que garantizaran el desarrollo de las plataformas políticas que llegaron a los gobiernos locales. Ya vivimos uno en Puebla, en Oaxaca, en Quintana Roo. Creo que quienes tomaron estas decisiones resolvieron únicamente su situación personal. Miguel Barbosa es parte de esto. Miguel Barbosa fue promotor de una alianza en 2010, de la que hoy pagamos las consecuencias. Entregaron al partido y se fueron.
La decisión de 2018
—¿Se acaba el PRD en 2018?
—El PRD es necesario para este país. El PRD no se va a acabar. El PRD creció como una forma de lucha en torno a muchos movimientos sociales, y no en torno a una sola persona. Esa es la diferencia. Asumimos las consecuencias de quienes dirigieron al partido y tomaron malas decisiones. Otra cosa debe tomarse en cuenta: que tenemos la posibilidad de elegir un modelo presidencialista y un gobierno de coalición. El primero es parte de los gobiernos que nos implementaron los priistas, fue haber garantizado que el poder se consolidara mediante una sola persona. Esto es parte de las consecuencias que hoy vivimos. Por el contrario, en el gobierno de coalición planteamos que el Poder Legislativo represente las necesidades del país a través de un sistema de contrapesos. Eso es necesario e importante. El frente se construye no a partir de una necesidad ideológica, sino a partir de la necesidad urgente de plantearle a los mexicanos algo para sacar adelante al país. En la agenda del frente establecimos temas relacionados a economía, cultura, deporte, turismo, derechos, privatizaciones, y dijimos que competiríamos siempre que se cumplieran. Por eso es importante que los ciudadanos identifiquen que hay dos propuestas: seguir bajo el mismo esquema, bajo el mismo régimen; o darle oportunidad a un nuevo régimen de gobiernos de coalición, en el cual participemos todos.
—¿Qué opinión tiene de los candidatos de Morena?
—Hay candidatos que no están haciendo campaña, que no se están comprometiendo, y que aun así pueden llegar por un enojo social. Yo diría que hay que tener cuidado, porque muchos de ellos privatizaron lo que nos enojó; jamás acompañaron al movimiento social, al contrario, fueron los que encarcelaron. Fueron los que suscribieron los convenios para las privatizaciones. Fueron los que impusieron los parquímetros en la zona de Cholula. Fueron los primeros en hacer negocios en varios municipios. Entonces, ¿hoy se legitiman por ser de otro color? No, cuidado. Donde yo compito, el candidato de Morena ha estado en cinco partidos. Debemos saber quién tiene compromiso, quién ha traicionado cinco veces a los partidos en los que ha militado. Debemos tener cuidado. Cuando no se consolida un equilibrio frente al Poder Ejecutivo, se regresa a los gobiernos tiranos.
—¿Qué ha visto en el distrito 12 de Puebla?
—En primera, la inseguridad, que es increíble la forma en que se ha perdido la tranquilidad. En el tema del empleo es claro que la gente no tiene garantizado un salario justo. Otro tema que me preocupa es el de la gente mayor. Por cada 10 casas que toco, en seis abre un adulto mayor. Son personas que han quedado en el abandono, y que hoy nos obliga a pelear desde la Cámara de Diputados para que el derecho de salud sea reconocido de manera urgente e integral a favor de las personas de la tercera edad. Mi padre murió por insuficiencia renal crónica, sé lo que implica no tener los mecanismos ni los medios. Me he comprometido a que tenemos que dar presupuesto de la Federación para prevenir todo esto. Por otra parte, es necesario ver el asunto de la seguridad como algo integral; la construcción de espacios de recreación y cultura son nuestros mejores aliados para reconstruir el tejido que se ha perdido. Vamos a revisar de manera urgente qué se hace con el campo, porque los campesinos han dejado el campo simplemente porque no les alcanza. Producir cuesta mucho: si no se obtiene al menos la inversión, la gente no logra continuar. Si reactivamos el campo, mucha gente no tendría necesidad de emigrar.
Nacida en el ambiente político
Desde los 15 años Luna Porquillo forma parte del Sol Azteca, su entrega por la lucha social la trae en la sangre: su padre fue fundador del PRD y su madre militó en el Partido Comunista y en el Partido Socialista Unificado de México. Los mítines, altavoces y caravanas de defensa fueron parte de su infancia. / FOTOS: ARCHIVO ESIMAGEN
