Por: Osvaldo Valencia

Desde el primer asiento del auditorio del Parque Tecnológico, el candidato panista a la presidencia municipal de Puebla sólo escuchaba la lluvia de ataques de sus adversarios.

Tal vez antes de asistir al Conversatorio Local Puebla en el Tec de Monterrey previó un escenario donde su experiencia en el Ayuntamiento también sería su mayor punto a criticar.

Ante un grupo de jóvenes estudiantes y acompañantes de los candidatos a la alcaldía, cinco de los siete abanderados expondrían por primera vez –y quizá última– sus propuestas.

Desde el inicio, Eduardo Rivera reconoció la táctica de sus contrincantes: todos contra el puntero, todos contra Lalo Rivera.

Por lo que tuvo que centrar su respuesta en la propuesta que tuvo de organizar un encuentro de este tipo con en el objetivo de ayudar a las personas afectadas tras el sismo de septiembre del año pasado; así como en establecer un sólo mensaje rumbo al 1 de julio: que su gestión de gobierno hable por sí sola.

“Ustedes son los jóvenes que alzan la voz en contra del acoso escolar, contra los feminicidios; también cuando sucedió el sismo no le pidieron permiso a nadie para ir a meter las manos para ayudar a miles y cientos de familias, por eso mi reconocimiento, porque son los primeros que convocan a todos y cada uno de los aspirantes a presidentes municipales”, dice en un mensaje inicial, buscando conectar con la mirada a los universitarios, ante quienes se sincera y cuenta que emprendió un negocio de gelatinas en su vida universitaria.

“El cargo más honroso y la responsabilidad más linda es haber sido alcalde del municipio de Puebla durante 2011 a 2014, una experiencia de la cual me siento profundamente orgulloso”, agrega el panista, al tiempo que nombra las Mil Calles que pavimentó, o los gimnasios y albercas públicas que instaló en su trienio.

Desde ese frenético inicio, las acciones o iniciativas que implementó Eduardo Rivera durante su administración fueron la base de su discurso: Noche de Museos, iluminación de vialidades, crecimiento en turismo, entre otras.

Sin embargo, la joven candidata por Juntos Haremos Historia, Claudia Rivera Vivanco, no se quedó callada y se lanzó contra el panista: “La experiencia no está en los libros, no está en haber ocupado puestos y tener los peores indicadores en corrupción o que no pudiste transparentar una cuenta pública”. El ex alcalde sólo tomaba apuntes en hojas.

El priista Guillermo Deloya no se quedó atrás y se unió al intento de exhibirlo: “Como nunca hemos tenido servicios públicos municipales tan deficientes causados por aquellos que ya tuvieron una oportunidad y la desperdiciaron al ser autoridades (...) Yo en lo personal estoy esperanzado en hacer esta ciudad victoriosa y dejarle bases sólidas, no bases puestas sobre gelatina”.

La abanderada por el Verde, Paola Migoya, intenta dejar claro a los presentes que no confíen en “gente que tuvo observaciones en sus cuentas públicas”.

Desde su asiento, Eduardo Rivera no se inmuta, continúa tomando apuntes, desvía la mirada cuando sus oponentes lanzan, frente a él, descalificaciones, como si no prestara atención a las críticas, como si su diálogo lo dirigieran al público.

A eso se limitó la hora y media que duró el conversatorio.

A ignorar los ataques.

A dialogar con los jóvenes.

A refrendar que el centro de los críticas –el viernes– fue él.

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