Tras recibir la constancia que la acredita como gobernadora electa del Estado, Alonso Hidalgo se trasladó hasta Acrópolis, donde refrendó que no defraudará y trabajará por todos los poblanos sin distinción

Por: Guadalupe Juárez

Sin importar el giro que tome, el nombre de Martha Erika Alonso Hidalgo formará parte de la historia de Puebla. Ya sea por recibir la constancia de mayoría que la acredita como la primera mujer en gobernar el estado. O por convertirse en la primera mandataria panista del país. O por ser la más votada de los gobernadores electos, inclusive por encima de su esposo, Rafael Moreno Valle.

O sin duda, por participar en el proceso electoral que, después de la elección del 1 de julio, sigue sin tener un punto final.

Y por eso, sus primeras palabras como mandataria electa son un llamado al único adversario que se ha resistido a reconocer su triunfo en los comicios: Morena.

La sombra de la violencia

Son las 11:30 horas del domingo 8 de julio de 2017. Ha pasado una semana desde el día de la elección más concurrida de la historia en el país y en la entidad, pero también de las más violentas, esto al menos en Puebla.

Han pasado cinco días de que políticos, aun favorecidos por los votos, entraran a la fuerza, destrozando todo a su paso, a las instalaciones de un hotel, acusando que se trataba de una mapachera y de fraguar ahí un supuesto fraude electoral.

Son esa duda y el amago de reclamar un triunfo no reconocido los motivos por los que el domingo el bulevar Atlixco, desde la fuente de Los Frailes hasta Teléfonos de México (Telmex), permanece prohibido el acceso a automóviles y a extraños a la colonia Belisario Domínguez y parte de La Paz.

Las cintas rojas y amarillas de “no pasar” atravesadas sobre las vialidades están acompañadas de agentes de Tránsito y, conforme avanzas, son los granaderos quienes administran quién puede o no entrar, incluso a tu propia casa, o a tu trabajo. Es imposible que alguien ajeno se acerque a la sede del organismo electoral.

Frente a las instalaciones del IEE —que ya han estado cuatro días, con sus noches, custodiadas— se encuentra el secretario de Seguridad Pública estatal, Jesús Morales Rodríguez, quien no puede evitar preguntar en cada oportunidad sobre alguien cuyo rostro no reconoce.

El funcionario habla por teléfono, platica con algunos periodistas y sigue alerta, alerta de que el cerco de granaderos en los metros próximos no se rompa.

A su lado está el diputado local electo Gerardo Islas Maldonado, quien ha sido el más puntual de los asistentes a la entrega de la constancia de mayoría a la gobernadora electa.

La prensa llega a cuentagotas entre reclamos de que no ha sido sencillo atravesar el cerco, los chiflidos de quienes cubren desde temprana hora salen del estacionamiento, donde han colocado una pantalla desde la que transmiten la sesión donde declararán válida la elección a gobernador, pues el cerco más grande es el de la sala de sesiones en el segundo piso.

Los reclamos se hacen más agudos por la falta de luz o sonido, y entre esas esas voces sobresale una que reclama y se exalta hasta casi reventar las bocinas.

Esa voz es de José Juan Espinosa Torres, uno de los políticos que ya ha conseguido el triunfo, pero ha decidido convertirse en el soldado de la lucha de otro, la de Luis Miguel Barbosa Huerta. Y por eso manotea, y por eso será el único que ponga en duda el triunfo de Alonso Hidalgo. Y será el único que interrumpirá la entrega de la constancia de mayoría.

La primera gobernadora

12:20 horas. Martha Erika Alonso Hidalgo llega a la puerta del IEE junto a los dirigentes de los partidos que la abanderaron en la búsqueda por Casa Puebla, incluyendo dos figuras nacionales: Dante Delgado, presidente de Movimiento Ciudadano, y Jesús Zambrano, coordinador de bancada del PRD en la Cámara baja.

Todos sus acompañantes bajan de camionetas Van que se estacionan frente al acceso principal del inmueble que alberga al IEE, mientras un grupo de simpatizantes con banderas del PAN lanza porras al otro lado de la calle.

Uno de los últimos en bajar de los vehículos es el alcalde Luis Banck Serrato, el único funcionario público que asistió.

Antes han pasado su coordinador de campaña, Francisco Rodríguez; el líder estatal del PAN, Jesús Giles Carmona, y otros que han estado cerca de la panista en los últimos meses.

Alonso Hidalgo, enfundada en una blusa azul y pantalón de vestir negro, aparece en la pantalla firmando el acta expedida por las autoridades electorales.

Cuando se la entregan, levanta a la altura de los hombros el documento, posa con él sonriente. Después, toma el micrófono y las primeras palabras que suelta —pareciera decir— son para reiterar que triunfó, que es ella quien gobernará el estado y que para ella ese será el punto final de la historia.

“Ganó la verdad sobre la violencia y las mentiras de otros partidos políticos”, dice al dejar una pausa entre esas primeras palabras. El discurso sigue al reconocer al Instituto Electoral por su trabajo en la contienda.

Es Espinosa Torres —arropado por Morena— que logró acompañarse del líder de Encuentro Social, Raúl Barranco Tenorio, quien rompe el evento protocolario con el reclamo de “fraude, fraude” que es apagado por los “paz, paz, paz”, de quienes acompañan a la gobernadora electa.

La panista sí hace una pausa: “Dejen que la intolerancia siga su camino”, pide. Pero entonces ya ha perdido el hilo de su discurso y se confunde de coalición, aunque rectifica rápidamente y es entonces donde recuerda su mensaje de conciliación: “Los retos que tenemos por delante exigen la colaboración de todos ustedes, de la vida pública”. No habla más, sale con su constancia en mano, posando para medios de comunicación ya como gobernadora electa.

El principio de su historia

La ex secretaria General de Acción Nacional se fijó el propósito de escribir su propia historia, y ha sido tal el intento que el sitio que ha elegido para su festejo era una página en blanco, nunca ha tenido un evento político de esta naturaleza.

Se trata del Centro de Espectáculos Acrópolis, ubicado al norte de la ciudad inaugurado en 2016, y que hoy en lugar de admiradores de algún cantante o grupo, está repleto de simpatizantes de la coalición que claman “Martha gobernadora”.

El lugar también está sitiado por elementos estatales por doquier, lo mismo que personas que aún presumen sus sombrillas con el logo del PAN.

La amenaza de opacar un triunfo cantado en tribunales no apaga la algarabía de Alonso Hidalgo que sube al escenario y repite: “Ganó la verdad sobre la violencia y las mentiras de otros partidos políticos. ¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo! ¡Claro que se pudo! Ganamos esta elección”.

En esta ocasión dejó cualquier prenda azul en el armario, ahora aparece con una de las blusas blancas que utilizó en campaña durante los últimos dos meses. El cambio no sólo es de ropa, también en el discurso que expresa.

Y es entonces donde ofrece gobernar para todos, y aunque agradece haber conseguido un millón 152 mil votos, asegura que trabajará para ganarse la confianza de aquellos que no sufragaron por ella.

“Las elecciones adquieren sentido cuando los ciudadanos participan de manera activa”, afirma al volver a defender desde el escenario el triunfo que le han dado las urnas y que hoy —agrega— validó el IEE.

El agradecimiento, después, se extiende a su equipo, a los representantes de casilla que —dice— defendieron cada uno de los sufragios, a su familia, a los actores políticos que la acompañan.

“Gracias a su apoyo seré la primera gobernadora de Puebla. Amigos, les aseguro que no les voy a fallar. Estaré a la altura de las necesidades de todos y todas las poblanas”. Así, dice poner fin a las campañas políticas y enfocarse a gobernar.

Luego, alza los brazos junto al delegado del CEN del PAN, Eduardo Aguilar; el presidente del PRD, Jorge Cruz Bermúdez; de la dirigente de Compromiso Por Puebla, Laura Escobar y de Jesús Giles del PAN. Los papeles de colores del festejo ahora están en el aire, señal de que ha terminado el evento, que no ha durado más de 15 minutos.

Alonso Hidalgo camina sobre el escenario entre manos que buscan saludarla y las peticiones de tomarse una foto con la primera gobernadora del estado, aunque la moneda en el estado siga en el aire.

Los tuits

Tras recibir su constancia, la mandataria electa fue felicitada en redes sociales por diferentes actores políticos, quienes le expresaron sus buenos deseos en la etapa que comenzará.

 

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