La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Andrés Manuel López Obrador es un Juarez solitario en busca de gigantes como los que tuvo el benemérito en la guerra de intervención y a lo largo de su vida.

¿Quién llena esos zapatos?

¿Monreal, Romo, Ebrard?

No.

Son demasiado vulgares y ambiciosos.

AMLO busca con una sinceridad ajena a la actividad política la restauración del país y la Cuarta República con diputados, gobernadores, senadores y aliados que sólo saben aplaudirle. En un discurso reciente les recomendó:  “Cuídense de los lambiscones”.

Más textualmente: “Tengan cuidado de los que sólo saben elogiar. Ésos son tan peligrosos como los corruptos”.

En ese mismo acto, una buena parte de éstos lo elogiaron desmedidamente y evitaron ponerse el saco.

Juárez tuvo a Ocampo, a Prieto, al Nigromante: auténticos gigantes.

AMLO tiene en su entorno a personajes nacidos en la mezquindad de la política.

Flores de fango.

En Puebla, por ejemplo, sus imitadores —ya todos hablan como él, se mueven como él, hacen bromas como él— provienen de una mediocridad brutal.

Son como ese ajolote que sueña con ser rana y saltar.

Ignoran que un charco no hace un estanque.

Mucho menos una Laguna.

Otros consejos que les dio AMLO a los senadores y diputados electos no tienen pierde:

“Compórtense con humildad.

“Trabajen con austeridad.

“Promuevan el respeto.

“Impulsen la concordia”.

Si pensamos, por ejemplo, en José Juan Espinosa y Nancy de la Sierra —prototipos de MORENA, según ellos mismos—, no hay nada más lejano de la humildad, la austeridad, el respeto y la concordia que esta pareja.

Frente a la humildad practican el despotismo.

Frente a la austeridad, el despilfarro.

Frente al respeto, la vulgaridad.

Frente a la concordia, la discordia.

De la lambisconería mejor ni hablamos.

Desde que son adictos a AMLO no saben más que elogiar sin medida las acciones del Amado Líder.

Los lambiscones del país no lo saben todavía, pero AMLO ya los midió a todos.

Por eso en su cara se burló de ellos.

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