Encrucijada
Por: Luis Antonio Godina / [email protected]
En México, la construcción de un país democrático, con instituciones fuertes, tardó muchos años y costó muchas horas de desvelo, acuerdos, negociaciones y, sobre todo, aceptación.
La realidad que los partidos y representantes populares aceptaron fue que el mundo cambiaba, que había una nueva perspectiva y que la vida democrática se profundizaba en el mundo.
Así México avanzó, siguiendo los ejemplos de otros países y construyendo su propio sistema político, su propio esquema y asumiendo su realidad.
Por ello, lo construido por los mexicanos nos entregó, de manera inteligente, órganos autónomos, instituciones alejadas de la influencia de los políticos y los vaivenes sexenales.
Esas instancias nos han permitido crear contrapesos al Poder Ejecutivo, al Congreso y al Poder Judicial, con lo que México –a pesar de lo que se diga— logró equilibrios y fortalecer su sistema político.
Hoy, en esta nueva transición, la realidad política que México enfrentará a partir del 1 de septiembre cuando inicie la nueva Legislatura en el Congreso de la Unión, requerirá de esas instituciones y órganos autónomos para impedir que haya apetitos que busquen hacer de México un país en retroceso, que olvide los logros obtenidos.
No quiero referirme a quienes en redes sociales realizan campañas contra poderes distintos al Ejecutivo, o a instituciones como el INE, porque lo que se requiere es construir y no insistir en movimientos de odio y separatistas.
En esta nueva transición en México se requerirá de políticos que busquen la construcción y no la destrucción, que deseen un mejor país y no buscar quiénes paguen los platos rotos por lo ocurrido en el pasado.
Respetar a los poderes establecidos, asumir la ley y allanarse a ella son actos que deben prevalecer en los próximos años.
Una clara mayoría legislativa y millones de votos pueden hacer al político más avezado cometer errores.
Por ello, el respeto a las instituciones y a la ley hará que nuestro sistema democrático avance.
Hoy, esas instituciones y órganos autónomos deben convertirse en el contrapeso de quienes, por equivocación, pretendan ignorar lo logros de los mexicanos.
