Garganta Profunda

Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva

 

Barbosa y Martha Erika se proclamaron ganadores de la elección, pero al final del día, el conteo rápido del INE dio la ventaja a la panista, quien logró frenar el terremoto llamado AMLO.

Jornada electoral de verdadero infarto la del domingo en el estado de Puebla, donde tanto Martha Erika Alonso como Luis Miguel Barbosa proclamaron su victoria con base en diversas encuestas de salida, pero a la medianoche, en el vuelco inesperado, y sin duda en un final de fotografía, el conteo rápido del INE, cantado por el IEE, otorgó la ventaja a la candidata de Por Puebla al Frente al gobierno del estado, a pesar de que el abanderado de Juntos Haremos Historia ya celebraba su triunfo
–aunque con la palabra “fraude” y el Jesús y el enojo en la boca–.

El terremoto AMLO, quien ganó de calle la Presidencia y casi todo en el país, arrastró hacia arriba prácticamente a todos los candidatos de Morena y eso sacudió las entrañas del sistema poblano y benefició al ex perredista Barbosa Huerta, quien, según el INE, alcanzaría hasta 36.8% del total de la votación, por 38.9% de Martha Erika Alonso.

Una diferencia de 2.1% que, si bien cayó como auténtica bendición en el grupo en el poder, plantea un escenario de alta intensidad para un estado tan polarizado como Puebla, donde la guerra por el poder ha sido sin cuartel y sin regalar absolutamente nada a nadie.

Y es que ante las anomalías registradas en la contienda electoral y el nivel de violencia nunca antes visto en nuestra entidad, además de tratarse de la elección más cerrada y competida de la historia de Puebla, inevitablemente se asoma en el horizonte el fantasma de la anulación, enmarcado también en lo cerrado de las mediciones, con las que los dos bandos punteros se proclamaron ganadores. Falta, y no es menor, lo cardíaco que a cuentagotas se irán definiendo los resultados oficiales.

Puebla encabezó en la jornada comicial el mayor número de denuncias: a las 14:00 horas de este domingo eran ya mil 106.

Grupos armados tomaron casillas, robaron boletas, golpearon a funcionarios y ciudadanos, y hasta asesinatos se registraron, por desgracia.

El cúmulo de irregularidades de todos los bandos y las denuncias ya presentadas contra Morena hacen suponer que la última palabra sobre quién gobernará desde Casa Puebla la tendrá el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), luego de que seguramente los lopezobradoristas llevarán hasta esa instancia final los casos.

Hay ejemplo, como el de Coahuila recientemente en 2017, o el de Colima, más añejo de 2015, donde por cualquiera de las anomalías que se atribuyen los dos bandos, se ha tenido que repetir el proceso.

El asunto es también que muchos de los recursos de inconformidad generarán una enorme cascada, por lo cerrado de la contienda, ya que para que algunos de ellos caminen se requiere de un escaso margen de diferencia entre el primero y segundo lugar.

En esta contienda, en la que efectivamente la locomotora lopezobradorista terminó por beneficiar a Barbosa y a muchos de los candidatos a legisladores que dudosamente merecían el triunfo, parece que aún falta mucho por escribirse.

Martha Erika Alonso y su equipo van a defender, y con justa razón, su ventaja, por mínima que ésta sea, la cual incluso ya empezaba a reflejarse en el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que avanzaba lento, muy lento, al cierre de esta columna.

Barbosa, por su lado, alegará su supuesto triunfo “por más de 10 puntos” con base en las encuestas de salida que así lo aseguraron, en especial la de Consulta Mitofsky, que adquirió relevancia por el medio de comunicación que lo dio a conocer: Televisa.

El candidato de Juntos Haremos Historia habló insistentemente de un “fraude”, pero es difícil que no lo haya habido para el caso de la Presidencia de la República y sí para la contienda por la gubernatura, lo cual es obviamente contradictorio, sobre todo tratándose, como se trató, de una elección concurrente.

No se necesita ser un genio para ver que se avecina un conflicto político y legal, a menos que el triunfo de Martha Erika resulte al final ser más amplio, y aun así, Barbosa no se quedará con los brazos cruzados, sobre todo porque ya sintió suya la gubernatura, e incluso festejó.

Las siguientes horas serán cruciales para conocer el desenlace de esta cruenta guerra por el poder estatal.

Ya en los primeros minutos de este lunes, medios y periodistas nacionales daban como un hecho el triunfo, “por décimas”, de la candidata de Por Puebla al Frente.

Reforma decía: “En Puebla el conteo rápido favorece a Martha Erika Alonso, candidata del Frente y esposa del ex Gobernador Rafael Moreno Valle, con un rango de votación entre 36.4 y 38.9%, según IEE. Miguel Barbosa, abanderado de Morena, registra 33.9 y 36.8%”.

ADN40 reportaba: “Jacinto Herrera, presidente del IEE Puebla, informa que las tendencias electorales dan la preferencia a Martha Erika Alonso, candidata a la Gubernatura de Puebla”.

Imagen Televisión señalaba: “Cerrada la elección en Puebla. La candidata de Por Puebla al Frente ganaría con 36% de los votos”.

Ciro Gómez Leyva informaba: “Martha Erika Alonso gana la gubernatura de Puebla por décimas, de acuerdo con el conteo rápido del IEE Puebla” –en realidad es del INE, no del IEE, que sólo lo cantó–.

El Norte apuntaba: “El conteo rápido en Puebla indica que frentista Martha Erika Alonso obtuvo entre 36.4 y 38.9%; morenista Barbosa oscila entre 33.9 y 36.8%”.

Y Joaquín López Dóriga daba a conocer: “Bueno. Una más. El conteo rápido del INE da ventaja a la candidata del PAN. El candidato de Morena, Miguel Barbosa, protesta y denuncia fraude”.

¿Fraude?

¿Si gana Morena, la elección fue limpia?

¿Y si pierde, hubo fraude?

Sí, es absurdo, pero tal será la narrativa que Barbosa y Morena intentarán construir en los siguientes días para reventar el proceso y apelar a la anulación del mismo.

La noche del domingo cerró con una sola certeza: fue un día de infarto con final de fotografía.

Se vienen momentos decisivos en una Puebla donde ese terremoto trepidatorio y oscilatorio llamado Andrés Manuel López Obrador hizo crujir la tierra y también arrasó, salvo en la gubernatura, la que al parecer se le quedó a tan solo unos milímetros de ganarla. Milímetros.

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