La Mirada Crítica

Por: Román Sánchez Zarmora / @RomansanchezZ 

Melanie se quedó pensado, al apagar el televisor, que sería muy divertido tener algún poder como los que había visto en la película; quizá volar o cambiar los objetos de lugar, o poder cargar miles de kilos, o tener una visión de rayos para defender a la gente.

Al día siguiente iba distraída camino a la escuela. —¿Qué te pasa, por qué vienes tan pensativa? —le dijo su mamá al tiempo que la tomaba del brazo para pasar la calle.

—Te imaginas, mamá… que pudieras volar… que pudiéramos tener una supermemoria, o que pudiéramos ver el interior de los pensamientos de la gente —contestó emocionada Melanie.

—Bueno, yo desearía tener todas las respuestas, pero no es así; hay tanto que debemos aprender, pero imagínate que alguien pudiera ver tus pensamientos… ¿Eso no te causaría más pena, que tú te sientas en un estado vulnerable? —le dijo Blanca a su hija.

—Imagina que por un momento esa persona con muchos poderes tuviera el control de la ciudad, pues tener un poder no necesariamente significa que la gente se haya preparado para apoyar a la gente, o que sea una persona justa—le dijo más adelante Blanca… las dos se quedaron mirando y rieron mucho por profundizar en un tema fantástico.

Al día siguiente, muy temprano, la niña se levantó y fue a ver a su madre.

—Mamá, mamá… Pero, ¿quién nos asegura que no podamos tener un poder y ser buenos con la gente…? ¿Por qué siempre pensar mal o que no podemos?... Quizá eso no se haya podido hacer porque nunca confiamos y siempre generamos los peores escenarios para nuestra sociedad; quizá porque partimos de una teoría del caos cuando ni siquiera nos hemos decidido a cambiar —Blanca se quedó mirando a su hija sorprendida… pues nunca pensó que Melanie, a sus 10 años, pudiera hacer una construcción de preguntas las cuales la dejaban sorprendida.

La evolución de la dominación ideológica de la sociedad siempre tiene canales novedosos que permiten sostener los regímenes tanto políticos o económicos, dominando por siglos. Sin embargo, cuando éste encuentra un punto de quiebre, ¿cómo refórmarlos, hacia dónde corregir el rumbo?, pues no sólo se trata de cambiar de régimen, sino ¿cómo se puede cambiar el paradigma del pensamiento?… además, ¿para qué fines?

La duda de estos aparatos de dominación ideológica va más allá de una ciencia pasiva y que no es aplicable a realidades locales; esta duda entonces refleja miedos del propio aparato de dominación que elimina la formación ideológica propia al largo plazo y busca con ayuda de las armas propias y de su gente, a la cual reviste de un poder alimentando su ego y recompensas que le permitan sentir su superioridad sobre esta misma sociedad.

Por un lado, los dadores de conocimiento se sienten frustrados, dominados, por lo que otorgan un conocimiento limitado, truncado, que no emancipa y es solapado por una clase pensante que sólo sobrevive en la separación de su sentir  y compromiso social. Por otro, los uniformados con armas se sienten ajenos a la sociedad, pero defienden a una parte de ésta que les permite ciertas libertades y excepciones a sus vicios humanos.

Entonces, ¿cómo generar un nuevo esquema donde la sociedad encuentre respuesta a sus necesidades y nos haga más iguales, donde las oportunidades sean más equitativas, sin pensar que debemos tener un suprapoder o un superhéroe que nos salve?

En realidad, ¿valdría la pena hacer un nuevo país con nuevos esquemas que los niños busquen como ideales sin que sean súper héroes extranjeros, o con ideales surgidos de realidades diferentes?

Enfrentarnos a ese con Platón, Descartes, Huxley, Althusser, Bauman, Buñuel, Dalí, Howard, Wolf o Fukuyama… donde se determine que se debe reestablecer el nuevo orden, pero en un cambio sustancial a la ley, a los códigos y al estado mismo en el cual cohabitan, sin regatear, querer cambiar la sociedad sin cambiar uno mismo…

—Mamá... y ¿cómo o quién podría reescribir la historia y la realidad para cambiar entonces el futuro? —fue entonces cuando Blanca vio a su hija con el temor de tener frente a ella a una emancipadora, pero ¿a sus 10 años?

Sin embargo, eso la motivó para buscar apoyo profesional, para hacer más sostenibles las ideas a su hija, pues si eso pensaba hoy… podría evolucionar en una escritora, en una ideóloga, en una generadora de nuevos paradigmas discutibles en el mundo…

Se dio cuenta entonces que no muchos lo buscan, sus ideas estaban más sustentadas en ideas lejanas, en otros tiempos…

—El debate político-intelectual está basado en otras realidades, por eso no nos funcionan, deseamos crecer como Italia y no tenemos ni el mismo suelo, el mismo origen, recursos naturales, menos aún la idea de familia, que no es similar a la nuestra. Entonces, ¿dónde estamos parados, comparando a nuestra sociedad bajo estándares ajenos tratando de medir hasta preferencias electorales con bases matemáticas ilógicas a nuestra realidad? —le dijo Blanca a uno de sus viejos maestros de la preparatoria, el cual únicamente la observó impactado.

¿Cómo ayudar a los jóvenes?

¿Cómo generar nuevos paradigmas?

¿Cómo regenerar el pensamiento, cuando los que están encargados de ello siguen ciegamente modelos ajenos, sin generar
uno propio?

¿Cómo generar en los niños una base que permita el cambio a mediano plazo, sin decir que eso es cosa de profesores revoltosos o desligándose de la corresponsabilidad social?

—Son preguntas que se quedarán en el tintero… pero ya trabajo para que pronto tengamos una nueva base… — remató Melanie ante un sínodo que le observaba y evaluaba para obtener el grado de doctor...

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