¿Por qué Morena no quiere el voto por voto?

Luis Miguel Barbosa Huerta y el ex fiscal Santiago Nieto en sus recursos de inconformidad apostaron por la nulidad de la elección en Puebla. ¿Por qué echar abajo los comicios cuando el propio candidato de Morena a Casa Puebla aseguró que ganó en las urnas? La respuesta es sencilla: No hay forma en que Barbosa Huerta y su equipo jurídico comprueben que existieron anomalías graves en la jornada electoral. Un conteo voto por voto definiría con precisión no sólo la apertura de todas las urnas, sino la votación exacta que obtuvo cada candidato. En otras palabras, el neomorenista carece de pruebas para impugnar las casillas porque su ejército electoral falló. ¿Será?

 

El nuevo dúo dinámico

José Juan Espinosa Torres y Gabriel Biestro Medinilla, ambos diputados locales electos, se convirtieron en una especie de nuevo dúo dinámico que amenaza con sus torpezas y estridencias poner en jaque a la entidad. Por lo mientras, anunciaron que desde el Congreso local cancelarán las concesiones de agua y carreteras de cuota, lo que significará, en los hechos, llevar a los tribunales la discusión y con el riesgo de que dilaten años y sean resueltos cuando este par de chivos en cristalería haya dejado sus cargos como legisladores. ¿Será?

 

Un caso del efecto AMLO

Juan Antonio Villarroel fue designado como candidato a edil de Atlixco por Morena, pero entró en guerra porque pretendían imponerle a varios regidores. El líder estatal, Gabriel Biestro, encontró al ex priista Eleazar Pérez, a quien alentó para sustituir a Villarroel, quien había anunciado su renuncia a la candidatura. Pérez hizo campaña, pero Villarroel fue al TEPJF para que fuera reconocido como el auténtico candidato y ganó semanas antes de la jornada electoral. No hizo campaña y hasta se dio el lujo de ir a Rusia. Perdió la elección sólo por un puñado de votos. Hoy, Morena impugnó la elección para ganar en la mesa. ¿Será?

 

Traslado de la SEP federal

Con la disposición del presidente electo Andrés Manuel López Obrador de trasladar la sede de la Secretaría de Educación Pública federal a la capital poblana comenzará un periplo muy complejo que implica no sólo el despido y la nueva contratación de personal, sino orquestar todo un movimiento que ayude a ser más eficiente a la dependencia. Ese es el objetivo, pero ¿y si no lo logran? Tendremos seguramente una base burócrata inconforme, una dependencia con trámites tortuosos y una ineficiencia de grado tal que paralizaría diferentes programas y movimientos en perjucio siempre de la ciudadanía. ¿Será?

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