La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Yeidckol Polevnsky estaba molesta.

No podía disimularlo.

Cuando Claudia Rivero Vivanco hablaba en el mitin de apoyo a Miguel Barbosa, la dirigente nacional de MORENA le dio un jalón hacia la izquierda porque estaba tapando al ex candidato a la gubernatura.

No fue un tirón amable.

Fue seco: hijo directo de la irritación.

Barbosa entonces le dijo al oído que la presidenta municipal electa de Puebla no se había referido al fraude electoral en su discurso como una manera de atizar el fuego.

Nuevamente irritada, y con voz golpeada, Polevnsky se acercó a Claudia Rivera y le dijo que hiciera referencia al asqueroso fraude que había sufrido Barbosa.

En ese momento, Rivera repitió el guión ante el micrófono aunque le quitó lo de “asqueroso”.

Claudia terminó su discurso y saludó a una helada Yeidckol Polevnsky.

Barbosa no le extendió la mano.

Ambos se ignoraron como lo han venido haciendo desde hace varias semanas.

Una vez ante el micrófono, Barbosa mencionó a varios personajes ahí reunidos con excepción de la presidenta electa de la capital del estado.

Para entonces, Claudia se mantenía con los brazos cruzados y sólo aplaudía cuando era estrictamente necesario.

Barbosa arremetió entonces contra el gobernador Antonio Gali y dijo que por haber sido partícipe del fraude no se sentaría con él.

Claudia Rivera, quien sí lo hizo pese a los llamados de Barbosa en sentido contrario, no aplaudió la frase salida del hígado de su autor.

Yeidckol cerró entonces el mitin con otro mensaje para la alcaldesa electa, pero ésta ya se había bajado del templete visiblemente molesta:

“Nuestros militantes no van a traicionarnos. Y si alguien lo hace… ¡no se la va a acabar!”.

Ya habían excluido a Claudia Rivera del presidium durante un encuentro privado del CEN de MORENA con alcaldes y diputados electos.

Ahí, cada vez que podía, Barbosa se quejaba de ella con la dirigente nacional: se sienta con Tony Gali, no me apoya, también se sentó con Luis Banck, a mi gente ya la hizo a un lado…

La conspiración contra Rivera tuvo sus frutos en el mitin.

Y de qué manera.

***

La marcha fue anunciada como megamarcha: una marcha de treinta mil personas.

A duras penas llegaron a cinco mil.

Los acarreados viajaron del interior del estado a la capital en camiones y camionetas.

Luego los hicieron esperar con las tortas y los vehículos que los devolverían a sus comunidades.

Cosa curiosa: en algo se parecen los acarreados de MORENA a los de los demás partidos: son profundamente pobres, marginados y excluidos.

Para ellos no hay besos en la mejilla ni chiles en nogada.

Para ellos, sí, sólo tortas frías, Frutsis y una larga espera.

Desde sus trincheras, algunos columnistas adictos a Barbosa quisieron justificar el acarreo con tuits como éste:

“Acarreados o no, la marcha de los de MORENA no puede minimizarse”.

No todos llegaron al zócalo de la ciudad.

Algunos se quedaron en el camino.

Y los que lo hicieron, no pudieron llenarlo.

Un video de la agencia EsImagen, de Pepe Castañares, mostró la dura realidad de la concentración.

Gracias a un dron, quedaron exhibidos los huecos enormes de la plancha del zócalo y la pobre, paupérrima, asistencia.

Yeidckol Polevnsky también estaba molesta por eso.

Le prometieron treinta mil poblanos irritados y le dieron una marcha de acarreados.

Algo es cierto: Barbosa no ha logrado conectar con la sociedad poblana, y a sus reuniones con los “diferentes sectores” van sólo simuladores o parias camuflados de empresarios.

La marcha de este domingo fue la expresión real del desinterés que ha concitado.

Eso sí: ahí estuvieron los vividores de la “izquierda poblana” que cobraban con Bartlett y con Marín.

Y hasta un vikingo marchó con ellos: Kurt W.

Nacido en Noruega, nacionalizado estadunidense, mister W es amigo de Barbosa desde los tiempos en que éste dirigía el PRD en Puebla.

Pero ésta es otra historia que compartiré con el hipócrita lector en otro momento.

A la marcha, pues, no llegaron los John Ackerman, los gobernadores electos de MORENA, los Rodrigo Abdala, los Martí Batres.

(Fueron anunciados inescrupulosamente en las redes sociales).

Pura pipitilla nacional estuvo ahí.

El ex taxista Gerardo Fernández Noroña, por ejemplo, quien ni siquiera estaba contemplado.

(Mediante un tuit quejumbroso logró que lo invitaran a la marcha para exhibir su vena homofóbica).

Nota Bene: Yeidckol Polevnsky dijo en tres o cuatro ocasiones que el presidente electo López Obrador tiene como prioridad el caso Puebla.

La amenaza fue clarísima: AMLO torcerá la voluntad del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para anular la elección.

¿En dónde quedó el primer mensaje de AMLO como presidente electo en el sentido de que no influirá en las instituciones ni tendrá halcones o palomas mensajeras?

Yeidckol Polevnsky demostró ayer que los halcones siguen vivos.

Y quieren sangre.

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