La Quinta Columna 

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Hay lugares comunes que no admiten discusión pero que terminan siendo verdades de perogrullo.

El caso de la nueva legislatura del Congreso local es un buen ejemplo de eso.

Si una bancada tiene la mayoría absoluta, lo lógico, lo sensato, es que use los votos para sacar adelante sus iniciativas.

Leo en varios lados que se habla de “aplanadora” o de “mayoriteo”.

Ni una cosa ni la otra.

Es la mayoría ejerciendo su derecho.

No es una aplanadora porque no aplana nada.

Gana votaciones, sí, pero sin avasallar.

Eso ocurriría si tuvieran las dos terceras partes del Congreso.

Lo que harán por el momento es ganar todas las que puedan con sus 22 diputados.

Sólo eso.

Para avasallar requieren 27 votos.

Entonces sí se convertirían en aplanadora.

En el Congreso federal, MORENA y sus aliados sí constituyen una aplanadora.

Si a las doce del día quieren determinar que son las doce de la noche pueden hacerlo.

Incluso tienen en las manos la posibilidad de tirar cuanta reforma constitucional quieran.

En el Congreso poblano, en cambio, tienen candados.

Hay temas vetados para ellos, salvo que logren convencer a legisladores de otros partidos que voten en sintonía.

Cosa curiosa: a nivel federal los de MORENA se ven cautos, moderados.

No quieren dar la imagen de ser la bancada dominante como lo fue el PRI, su hermano mayor, en los tiempos ya idos en que el partidazo era dueño de la palabra hegemonía.

En Puebla, sin embargo, los diputados de MORENA parecen hombres de Neanderthal, pues cazan —y comen lo cazado—por separado.

Cada uno tiene ocurrencias distintas.

Algo queda claro: son una tribu hambrienta de venganza.

No conocen el reglamento interior del Congreso.

Y no les importa.

Quieren matar venado a pedradas.

Acostumbrémonos a ver convertido el Congreso en una asamblea de pueblos.

Una gran asamblea en la que todos hablan al mismo tiempo.

Una asamblea poblada de porristas gritones en las galerías.

Una asamblea en la que gane el que aúlle más alto.

(Los gritones de MORENA ya se encargarán de callar a los panistas y sus aliados con gritos y sombrerazos).

Cómo estarán las cosas que Héctor Alonso Granados y José Juan Espinosa son los intelectuales de la bancada.

En el Congreso federal, hay un Porfirio Muñoz Ledo capaz de acotar con enorme inteligencia e ironía a Fernández Noroña.

En Puebla no existe una figura similar al interior de la bancada dominante: todos son Fernández Noroña.

Ya lo dijo una de sus diputadas a grito abierto: “Vamos a ser una legislación histórica”.

Si recordamos que legislación es un conjunto de leyes, ¿cómo le harán los de MORENA para mutarse cada uno en una ley?

¿Qué ley será José Juan Espinosa?

¿La ley de la selva?

¿Y Gabriel Biestro?

¿La del revólver?

Y la diputada que confundió tres veces legislación con legislatura, ¿qué ley sería?

¿La del sinsentido, la de la aberración, la de la ignorancia?

Es cosa de acostumbrarse a ser testigos —y público— de la legislatura más cómica en la historia de Puebla.

Será como vivir tres años en una película de Cantinflas.

Compren sus palomitas.

Cierren las puertas.

El show está por comenzar.

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