La Quinta Columna 

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Qué extraño se oye que traidores, ladrones y mentirosos hablen de no robar, no traicionar y no mentir.

Eso ocurre en el Congreso del Estado, en la Cámara de Diputados (federal) y en el Senado de la República.

¿Con qué cara esos ex priistas que trabajaron en la administración del presidente Peña Nieto critican el sexenio que se va?

Fueron cómplices y aduladores abiertos, y cobraron en las nóminas hasta el hartazgo.

Y más: cumplieron la “palabra empeñada”.

(Hay tuits de la senadora Nancy de la Sierra en este sentido).

Todo esto pienso mientras veo las imágenes de la primera sesión de la LX Legislatura del Congreso local.

¿Con qué cara José Juan Espinosa, Héctor Alonso Granados y otros más hablan de no robar, no traicionar y no mentir?

Algunos de ellos son unos profesionales en las tres artes.

Maestros probados.

Han hecho lo contrario toda su vida.

Lo malo de la Cuarta Transformación es que todos se sienten Lopez Obrador, quien sí ha dado pruebas notables de que no roba, no traiciona y no miente.

Pero a estos parias, ¿cómo creerles?

La legislatura más cómica en la historia poblana arranca con gags humorísticos dignos de una carpa.

Vea el hipócrita lector:

Empieza la Cuarta Transformación del Congreso Local con las naturales pifias de la secretaria de la Mesa Directiva —quien pronuncia los apellidos de algunos diputados con su analfabetismo a cuestas— y con las tajantes órdenes de José Juan Espinosa a un tal Nacho: el caporal de su rancho.

Nadie le ha dicho al presidente de la Mesa Directiva que el micrófono está abierto.

Por eso se escucha cómo le carga la mano a su caporal:

“Traime agua, pinche Nacho. (…) Apúrate, compadre. (…) ¿Y a ese cara de bacinica quién lo invitó?”.

Espinosa corretea en el receso al caporal:

“¿Qué pasó con el presidente del Tribunal? Ya se tardó. Qué se apure, pinche Nacho. No podemos retrasar la Sesión. ¿Cómo se llama el presidente del Tribunal? ¿Héctor qué? Fue mi compañero de maestría. Nomás que yo no la acabé”.

Para gusto de quienes escuchamos todo, el micrófono sigue abierto hasta que Nacho, el caporal, se da cuenta y se lo comenta al oído a su amo.

“Patrón, patrón, el micro está prendido y se está oye y oye todo lo que usté dice”.

Espinosa suelta todavía un “ah, chingá” que retumba en el legislativo.

José Juan espinosa dice ante el micrófono una vez reanudada la sesión:

“Tiene la palabra el diputado José Juan Espinosa”.

Entonces se levanta, se monta en la tribuna y empieza a gritar.

No habla.

Grita.

Presenta a la selecta concurrencia y deja hasta el final a su odiada Claudia Rivera Vivanco, presidenta municipal de Puebla, a quien no ha dejado de criticar todos los días: lo mismo en Twitter que en sus ruedas de prensa.

Ahí anuncia, en un gesto de venganza, que como el gobernador José Antonio Gali no acudió a la primera sesión de la legislatura él no irá a la ceremonia del Grito.

Casi al final de la sesión, la diputada Rocío García Olmedo cita un artículo que lo obliga —como presidente de la Mesa Directiva del Congreso— a acudir a todos los actos protocolarios.

En su defecto, pues, debió haber puesto a consideración del Pleno su no asistencia a la ceremonia del Grito.

Espinosa la ve con odio concentrado y se sale por peteneras.

Antes, en su participación, grita un discurso de militante, dejando en la cochera su papel de presidente de la Mesa.

Gesticula, manotea, agarra a sombrerazos la norma legislativa.

Al final, sólo resopla.

La diputada Mónica Lara, antes panista, sube a hablar en nombre de un partido confesional y retardatario ya desaparecido: el PES.

También lee su postura a gritos.

La duda mata:

¿Es disléxica o afásica?

Y es que se tropieza cada veinte segundos.

Por ejemplo:

Dice “gloubal” en lugar de “global” y “counstitucionales” en lugar de “constitucionales”.

Y así por el estilo.

Es, en la sesión, el mejor ejemplo de que la educación en México es un fracaso.

Para no quedarse atrás, el diputado priista que habla en nombre de su bancada dice “pior” en lugar de “peor”.

Y el diputado petista, el ex priista Raymundo Atanacio Luna, se declara abierto enemigo de los “fiminicidios”.

No pos sí.

Justo cuando pasa a hablar su esposa en nombre de Por Puebla al Frente, el ex diputado local Pablo Rodríguez Regordosa deja vacía su silla en la galería.

Por cierto:

Cada vez que alguien termina su discurso, José Juan Espinosa se queda en su lugar en la Mesa, y se disculpa:

“Perdón que no me pueda levantar pero el reglamento no me lo permite”.

Así, hasta el cansancio.

El público aplaude a los cómicos cuando termina la sesión.

Y esto apenas empieza.

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