33 Mujeres
Por: Edurne Ochoa / @edurneochoa

“Polarización es el proceso por el cual la opinión pública  se divide en dos extremos opuestos”
[Mattias Polborn]

 

El poder de la polarización tiene efectos emocionales, perceptuales y conductuales de corto, mediano  y largo alcance, durante el proceso electoral de 2016 bajo la premisa “Make America Great Again” se reportó un incremento inesperado de ataques de ansiedad en las salas de urgencia de los hospitales en EE.UU

¿La razón? Un bombardeo constante de mensajes a través de las RRSS, discursos de odio e imágenes que activaban el miedo y la ,ira emociones que a nivel neurociencia ponen en estado de alerta a los electores.

Este mismo efecto comenzó a registrarse a finales de 2017 en México ante un vacío de comunicación  política que explicara el principio de paridad que viviría nuestro país.

“Qué miedo que las mujeres nos gobiernen” ¿Estamos listos para que nos gobierne una mujer? – Este tipo de narrativas comenzaron a activarse en las redes sociales, ante el poco o nulo interés y reacción de los partidos políticos para socializar la acción afirmativa y preparar a un País en donde de acuerdo al INE “los jóvenes y las mujeres decidiríamos el rumbo de este, el 1 de Julio de 2018”.

¿A qué podíamos aspirar las mujeres ante la indiferencia de las instituciones para incluirnos en sus spots, campañas y acciones?

Solo a lo que los usuarios de las redes sociales dictaran, marcaran y generaran, y es que hoy  la realidad perceptual se incuba en estos espacios.

#FakeNews, memecracia, guerra sucia, miedo, odio, ira, vacíos legales, leyes nulas o laxas,  fueron los precursores de el Efecto Trump vs. las mujeres.

Y es que de acuerdo al 4to informe de Violencia Política de Etellekt Consultores, Puebla ocupa el 2do lugar con 38 casos registrados, los cuales denominan como “muy alto” en indice de violencia.

Sumado a esto tenemos los discursos de odio que medios de comunicación generaron, páginas fake en Facebook, mensajes masivos de whatsApp, SMS, publicidad pagada, y actos diversos que nos han llevado a un estado de polarización actual.

El reporte que levantó el #Observatorio33 en el Estado de Puebla, es verdaderamente alarmante, compartiré solo algunos datos.

  • Se reportaron casos de violencia política en razón de género en 174 municipios del Estado.
  • Por cada publicación que violentaba a una mujer, se desplegaron de 150 a 300 comentarios más de violencia.
  • Los principales ataques fueron: desestimar o descalificar las propuestas de las mujeres en el ejercicio de sus derechos políticos electorales.
  • Divulgación de falsa información sobre la vida personal de las mujeres.
  • Burlas sobre su apariencia.
  • Ataques masivos digitales hechizos no orgánicos.
  • Se reportaron 220 páginas o perfiles hechos ex profeso para violentar a las mujeres. De las cuales ninguna fue cancelada por Facebook.

Sin duda este tipo de ataques llevaron a la ciudadanía a un estado de polarización perceptual, del cual aún no hemos podido salir, y en donde el discurso de odio continua.

¿Esto beneficia a las mujeres? Por supuesto que no, y no solo eso:

“El liderazgo y participación política real de las mujeres está en peligro” 

Y es que sin las condiciones necesarias para acceder al poder, las mujeres están en estado vulnerable, indefensas ante el vacío legal que las redes sociales tienen, y sin una ley que tipifique la violencia política en razón de género en el Estado.

La construcción de una tercera vía es prioritaria: debemos de entender que es imposible continuar violentando a las mujeres, que la política debe desmasculinizarse y que el poder se debe asumir desde otra perspectiva.

Por el momento, estamos instalados bajo el Efecto Trump, en donde ningún instituto político, partido político, politicx, ha visualizado más allá de sus propios intereses.

Es momento de pensar de forma colectiva, a mediano plazo y romper los discursos de odio entre las mujeres que solo benefician a quienes ostentan el poder, y sin duda esas no somos nosotras.

Si estamos viviendo la era de las mujeres, entonces hagamos un pacto sororal donde nos veamos y reconozcamos, solo así lograremos tener espacios reales de decisión y poder. 

De lo contrario el Efecto Trump se reforzará y las mujeres seremos las únicas que saldremos perdiendo.

 

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