33 Mujeres
Por: Dulce Belem Zavala

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que la discapacidad es toda pérdida o anormalidad, permanente o temporal, de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica, las cuales son impedimentos para realizar actividades como cualquier persona sin discapacidad lo haría; pero yo diría que la discapacidad es “la capacidad de hacer las cosas de manera diferente”, sí, así como decía Frida Kahlo “Para que quiero pies, si tengo alas para volar” yo sueño con ver a muchas Fridas en la calle, en las escuelas, en las empresas, en los deportes y hasta en los lugares de diversión o de esparcimiento público.

Frida no se rindió ante la poliomielitis que desde niña padecía, ni a las 32 cirugías que enfrentó después de un fatal accidente que tuvo en su juventud, y a pesar de estar postrada en la cama no tuvo impedimento para desarrollar su más grande pasión, la pintura. Aquel arte que nos regaló, donde expone sus sentimientos y nos denota la gran soledad y vacío que tenía por no ser una mujer “completa”.

Si la sociedad dice que quienes tenemos discapacidad somos personas “impedidas, minusválidas o con capacidades diferentes” términos que deben ser erradicados por su significado peyorativo y discriminatorio, Frida nos deja como legado, además de esas pinturas la lección de que aun con el corazón roto, la falta de apoyo se puede ser grande, con nuestras actitudes y aptitudes.

En 2018, aunque no tenemos una cifra exacta de cuántas personas con discapacidad somos, es cierto que vamos en aumento, la principal causa es por enfermedades crónicas degenerativas, es allí donde debemos despertar y hacer que en verdad lo bueno suceda y seamos una sociedad incluyente, con valores, donde ser mujer y con discapacidad ya no sean limitantes para lograr una vida plena e independiente.

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