La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

Se habían tardado, pero el día llegó.

Gabriel Biestro y José Juan Espinosa tuvieron su primer enfrentamiento serio por un tema de la reforma electoral que están cocinando en el Congreso local.

Al enterarse de lo que el presidente de la Mesa Directiva pretendía, el titular de la Junta de Coordinación Política enfureció y tiró el tablero.

La historia no tiene pierde.

Espinosa, diputado local del Partido del Trabajo, pretende que las elecciones de las juntas auxiliares se jueguen sin los logotipos de los partidos políticos.

Es decir: plantea que las planillas que participen sólo lleven colores como distintivos.

Enterado de lo anterior, Biestro montó en cólera y se enfrentó a José Juan.

Los tonos de voz subieron.

Vino entonces el manotazo del presidente del Congreso.

Y es que Biestro no quiere por nada del mundo que el logo de Morena desaparezca en las boletas de las elecciones de las juntas auxiliares.

Por lo pronto, ya dejó en minoría a José Juan en esta historia.

Y esto apenas empieza.

 

 

El Caso Condés y el Grito de “¡Censura, Censura!”

 

Efraín Huerta es autor de un poemínimo puntual:

A mis / Viejos /Maestros /De Marxismo /No los puedo /Entender /Unos están /En la cárcel /Otros Están /En el poder.

José Emilio Pacheco no se quedó atrás:

Ya somos todo aquello contra lo que luchamos a los veinte años.

Estos dos poemas vienen a cuento por el emblemático caso de Enrique Condés Lara, autor de “Asalto al Cielo ( lo que no se ha dicho del 68)”, libro publicado veinte años atrás por la editorial Océano.

El autor se ha encargado de correr la voz de que es víctima de una censura brutal por parte del rector de la BUAP, Alfonso Esparza.

Lo que no dice es que quiso sorprender a las autoridades de la universidad cobrando —él y sus cómplices— arriba de nueve millones de pesos por la reedición, aunque cada vez que puede niega esta versión.

Ni todo Shakespeare junto.

Ni una edición príncipe de La Divina Comedia.

Hay que decir que de las cotizaciones presentadas, la más elevada ascendía a cinco millones de pesos, tomando en consideración que se publicarían 67 mil ejemplares.

De la noche a la mañana, Condés mandó imprimir el libro y sus cómplices presentaron una factura por más de nueve millones.

La negativa no tardó en llegar.

Entonces gritó “¡censura, censura!”, al tiempo que la universidad mandó hacer un libro electrónico cuyo costo llegó a los 700 mil pesos.

Nada que ver con el negocio del siglo de quien hoy se tira al piso como inocente víctima.

Este martes, el Consejo Universitario aprobó por unanimidad el dictamen en el que se condenan las declaraciones de Condés y se solicita la apertura de una investigación sobre el tema, así como el establecimiento de las debidas sanciones administrativas y/o legales.

“Nadie por encima de la BUAP”, dijo un consejero al comentar las declaraciones de Condés.

Los diputados federales tendrían que ocuparse de otorgar presupuestos a las universidades en lugar de solicitar que éstas paguen cerca de diez millones de pesos por temas que ni siquiera conocen a cabalidad.

Se preguntará el hipócrita lector qué tienen que ver los poemas arriba citados en esta historia.

Cosa sencilla: parecen haber sido escritos para el mismísimo Condés.

 

 

El Pecadito de un Líder Magisterial

 

La llegada de Juan Díaz de la Torre a la dirigencia nacional del SNTE fue el banderazo de salida para que algunos líderes magisteriales entraran  de lleno en los lodos delincuenciales.

Un ejemplo de esto es Alejandro Ariza, dirigente de la sección 23 del SNTE en Puebla.

Ariza se considera fiel seguidor de Díaz de la Torre, a quien le expresa su total apoyo cada vez que puede.

Y puede mucho.

Al mismo tiempo reniega de Elba Esther Gordillo, a quien no baja de delincuente.

El pupilo de Díaz de la Torre sabe para qué es el poder.

Y más:

Sabe cómo aplicarlo y cómo salir impune, aunque ello implique lastimar a otra persona.

Fue en noviembre de 2011 cuando Alejandro Ariza conducía feliz de la vida su vehículo.

No iba solo.

Alguien lo acompañaba.

El exceso de alcohol y velocidad —fórmula fatal en la mayor parte de los casos— fue el detonante para terminar estrellándose, provocando, de esta manera, la muerte instantánea de su acompañante.

Los hechos quedaron asentados en el proceso 386/2011, en San Pedro Cholula.

Ariza fue hallado culpable de homicidio culposo y daño en propiedad ajena.

De acuerdo al dictamen, el líder iba en un moderado estado de ebriedad y no había consumido drogas.

Sin embargo, los asistentes a la reunión de la que salió juran que iba severamente pasado de copas.

Ariza escondió en el ropero el terrible accidente, pero los familiares de la víctima no lo olvidan.

El expediente, mientras tanto, ahí está.

Tic tac, tic, tac.

Esperando.

Sólo esperando.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *