Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

Despojado de su morenismo, el doctor Enrique Cárdenas agarró fuerzas y escupió en el traje nuevo del presidente electo a través de Twiter:

“La decisión de @lopezobrador_ sobre el nuevo aeropuerto será recordada como una de las peores estupideces de un presidente en la historia económica contemporánea. Ojalá me equivoque”.

Un tuitero le recriminó:

“Hace unos meses creía en él. (Hoy) no tiene la candidatura y ya no cree en él”.

Cárdenas no tardó en responderle:

“Así es. Creí en él. Pero cuando me ‘hizo chapuza’ con su encuesta, dejé de creerle. Es lógico. Si tu esposa te engaña con otro, dejas de creerle”.

El ex rector de la UDLAP se refería a la encuesta que lo lanzó al vacío en el contexto de la precandidatura de Morena a la gubernatura de Puebla, misma que terminó beneficiando a Miguel Barbosa.

(Barbosa es el “otro” en esta historia de infidelidades. Es decir: AMLO engañó a Cárdenas con el candidato perdedor. Ni Corín Tellado podría haberlo escrito mejor).

Técnicamente, es la primera vez que Cárdenas dice que López Obrador le hizo trampa.

(La palabra chapuza es más violenta en México, pues significa “estafa”).

Técnicamente también es la primera vez que acusa al presidente electo de pergeñar una de las “peores estupideces” en la “historia económica Contemporánea”.

En otras palabras: lo puso en el nivel de José López Portillo cuando nacionalizó la Banca, tema, por cierto, de un documental de brillante factura que patrocinó la Fundación Espinosa Yglesias.

Cárdenas está enojado.

Muy enojado.

Nadie lo puede acusar de ser un sicario.

Tampoco es parte de la Mafia del Poder.

Digamos que se volvió un Charles Bovary de medio pelo una vez que descubrió que su mujer lo engañaba.

(El doctor Bovary es en realidad un antihéroe que soportó con una enorme grandeza los devaneos eróticos de su mujer).

Y es que frente a la chapuza de AMLO, el doctor Cárdenas montó en cólera, pero se la guardó como un personaje de novela rusa.

Dejó que el reloj corriera.

Tic tac, tic tac.

Deshojó el calendario con la paciencia del que limpia el revólver asesino.

De pronto, cuando la trama del nuevo aeropuerto se precipitó, sacó el morralito de rencores y lo vació sobre el traje nuevo del presidente electo.

¿Cómo le hará ahora su patrocinador: el diputado e intelectual José Juan Espinosa?

Y es que el verdadero líder del Congreso poblano (Gabriel Biestro es un vulgar remedo) empezó a placear al doctor Bovary —perdón: al doctor Cárdenas— con dos fines: hacerlo auditor superior del estado —mediante un cuartelazo— o convertirlo, de darse la opción, en candidato de Morena a la gubernatura de Puebla.

Me temo que Espinosa acaba de perder su mejor carta.

¿Cómo hacer transitar a Cárdenas con López Obrador después de haberlo hecho padre de una de las “peores estupideces” y llamarlo adúltero y estafador?

Cosa imposible.

A ver cuándo vuelven invitar al doctor Bovary al Congreso.

 

 

 

El Nuevo Aeropuerto: Historia de un Gran Amor

El 14 de octubre escribí una columna en la que di algunas razones sobre el desenlace de la trama del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Por venir al caso, cito algunos fragmentos:

“Hay quienes aseguran que la célebre encuesta que se aplicará confirmará una decisión supuestamente tomada: que la construcción del aeropuerto en la zona de Texcoco continuará sin problemas pese a las cada vez más fuertes protestas de los campesinos de Atenco.

“Fuentes ligadas al vientre de la ballena morenista dicen lo contrario.

“Que Texcoco terminará como un gran elefante blanco, abandonado a su suerte: una especie de monumento a la corrupción sexenal.

“Y es que el equipo lopezobradorista le ha hecho llegar al presidente electo los resultados de una investigación a fondo que revelan diversas, muy graves, anomalías.

“A AMLO le dijeron en Palacio Nacional que la construcción del aeropuerto tenía una avance del treinta por ciento.

“Falso.

“Los datos reales hablan de que dicho avance no llega al veinte por ciento.

“Los recursos económicos reportados han venido creciendo de manera desmedida y no se ven reflejados en la obra.

“Hay mucha frivolidad y gastos suntuarios en la misma.

“Y más: la magna obra se ha prestado a la especulación inmobiliaria.

“El negocio brutal del que López Obrador ya está enterado involucra a los empresarios más cercanos al presidente Peña Nieto: los Hank Rhon, los Hinojosa Cantú (Grupo Higa), los Maccise (Luis y Annuar), los Alcántara Rojas, los San Román, los Peralta Quintero…

“De todo esto se enteró en su momento López Obrador.

“Y no está nada contento.

“Al contrario.

“Su malestar, dicen sus cercanos, es evidente.

“Tanto así que no tiene el menor interés de que este negociazo sexenal continúe.

“No está en su órbita.

“Tampoco en sus proyectos.

“Sabe que de construirse los beneficiarios serían los mismos que hicieron su agosto en el sexenio que está por terminar: los de la Casa Blanca y los de Malinalco, entre otros.

“El Grupo Toluca, pues.

“(…) El presidente electo se siente engañado tanto en los números como en los hechizos avances de la obra.

“La decisión está tomada y será ratificada a finales de octubre.”

Hoy se empezó a cavar la fosa en la que será enterrado, con todos los honores, el Nuevo Aeropuerto Internacional de México: el más grande elefante blanco en la historia de este país.

 

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