De acuerdo con el organismo, las violaciones a los derechos humanos de las mujeres recluidas en los centros penitenciarios estatales  persisten.

Por: Guadalupe Juárez

 

Las violaciones a los derechos humanos de las mujeres recluidas en los centros penitenciarios de la entidad persisten y no se ha revertido, a pesar de las recomendaciones que se han hecho, señaló la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Lo anterior, debido a que en el Estudio sobre el Cumplimiento e Impacto de las Recomendaciones Generales, Informes Especiales y pronunciamientos de la CNDH 2001-2017, Puebla se colocó como el tercer estado que más concentró situaciones violatorias.

La demarcación con mayor número de casos es el Estado de México con 90, luego Tamaulipas con 67, Puebla con 54 y Veracruz con 46 incidentes.

Entre las observaciones mencionadas están la prostitución de las internas, la carencia de acciones gubernamentales que garanticen su reinserción social, la falta de capacitación del personal para reaccionar ante contingencias y motines, así como el acceso a atención médica especializada, incluida a la de las mujeres que habitan con sus hijos dentro de los reclusorios.

 

LA PROBLEMÁTICA

De acuerdo con la CNDH, se detectaron casos en los que las internas intercambiaban “favores sexuales” por privilegios dentro de los penales, además de que les permitían visitas de otros reclusos o personas en horarios no permitidos.

Asimismo, hubo quejas de maltrato, hacinamiento, abuso sexual o que las presas no cuentan con recursos para pagar un abogado o fianza y, por lo tanto, tienen mayor riesgo de pasar más tiempo en prisión preventiva por delitos menores.

El organismo detectó la inexistencia de manuales de procedimientos de medidas disciplinarias y el incumplimiento en la distribución de alimentos, ya que analizaron casos en los que no les proporcionan tres raciones de comida al día, ni utensilios para su consumo.

Otro de los focos rojos señalados es que no hay suficientes actividades laborales, el material didáctico es escaso, las actividades deportivas no son programadas ni efectuadas de manera regular.

“Las mujeres realizan por su cuenta artesanías y otras manualidades que muy poco repercuten en su desarrollo personal o en su economía”, se indica en el documento.

En cuanto a los programas de procesos de capacitación en tema de género para funcionarios públicos, aunque existen, se señala que no hay evaluaciones de cada uno, por lo que no se sabe –menciona el organismo en el estudio– si están bien articulados y estructurados, además de que se desconoce el impacto en la defensa de los derechos humanos de las mujeres recluidas.

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