Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo
El choque al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se debe suscribir a una lucha añeja entre dos antagonistas que se disputan el control de los despojos del tricolor, pero también poder hacer alianzas y ser interlocutores tanto con Morena como con el morenovallismo.
El ex gobernador Mario Marín Torres busca arrancarle a al ex rector y ex presidente municipal de Puebla, Enrique Doger, el control de lo que aún queda del PRI, para apuntalar a su pupilo, Alejandro Armenta Mier, con el objetivo de que se convierta en el próximo gobernador de Puebla.
Marín busca aprovechar que en este momento el morenovallismo está debilitado, luego de que la gubernatura aún se pelea en tribunales y no hay definición en torno a quien ganó de manera oficial.
Ante esta coyuntura, Marín busca fortalecer desde este momento al senador Armenta Mier para que sea el próximo candidato a la gubernatura del estado, ya sea en el escenario de que se repitan la elección o para 2024.
No es casualidad que la estructura marinista haya cobijado a Armenta en su lucha por alcanzar un escaño en la Cámara alta; dos personajes ligados a Marín Torres movieron los hilos en la campaña del hoy legislador: un sobrino de Margarita García, esposa del ex gobernador, que trabaja como secretario particular de Alejandro desde hace años y el ex director de Comunicación Social, Javier Sánchez Galicia, encargado de la imagen del originario de Acatzingo.
Marín sabe que si recupera el PRI y lo suma a Morena, como lo hizo de facto en el pasado proceso electoral, su sueño de retomar Casa Puebla, a través de Armenta, sería prácticamente un hecho consumado, ante la falta de figuras políticas de peso que le hagan frente.
Las presidencias municipales obtenidas por el PRI más la estructura marinista sumada al peso electoral y político de Armenta Mier, serían una fórmula muy difícil de detener para cualquier retador.
Por eso el ex gobernador busca a toda costa retomar el control del tricolor, sabedor que este es el momento de cobrar las viejas afrentas con el morenovallismo, aunque tal y como ocurrió en 2006 hoy se enfrenta a un enemigo nada fácil de vencer.
Enrique Doger Guerrero una y otra vez se ha convertido en la némesis del nacido en Nativitas Cuautempan, junta auxiliar de Coyotepec.
Desde 2006, la historia de Doger y Marín ha sido de encuentros y desencuentros, ahora chocan nuevamente por la dirigencia del tricolor en manos de un dogerista, Javier Casique Zárate, quien también funge como diputado local.
Doger, es cierto, mantiene acuerdos con el morenovallismo, pero también los tiene con Morena a través de su alter ego, Ignacio Mier, diputado federal y encargado del Comité de Administración de la Cámara de Diputados.
Mier es hombre de todas las confianzas del que será a partir del 1 de diciembre el director General de la CFE y también ex gobernador, Manuel Bartlett Díaz, quien rompió políticamente hablando con el marinismo en 2006, luego del escándalo de Lydia Cacho.
Bartlett tiene designado a su heredero en la persona del virrey Rodrigo Abdala, quien a partir del 1 de diciembre será el coordinador General del gobierno federal en Puebla.
Bartlett piensa que su sobrino Rodrigo puede ser un buen candidato a la gubernatura, ya sea si la elección se anula o para 2024, lo cual choca con los planes de su ex discípulo Marín, quien trae como su carta fuerte a Alejandro Armenta.
Todo eso está en juego en la lucha por quedarse con los despojos del PRI, por lo que es algo más que una pugna por las siglas de un partido en decadencia, es comenzar a apuntalar a quien será el candidato a vencer para la elección de 2024, o antes.
