Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo 

El fin de semana culminó el conteo voto por voto que ratificó el resultado de la jornada electoral del domingo 1 de julio, con apenas un ligero margen respecto al cómputo que originalmente llevaron a cabo los consejos distritales con 3.8%.

Pese a eso, la incertidumbre continúa debido a que, como lo señaló la máxima autoridad en materia electoral, el conteo sólo tuvo como fin verificar si los consejos distritales o el Instituto realizó de manera adecuada el conteo de los sufragios y si la paquetería electoral estuvo bien resguardada por las autoridades o, en su defecto, hacer los apuntes correspondientes.

Ambos bandos mantienen sus respectivas versiones; el morenovallismo sostiene que el conteo voto por voto terminó por legitimar el triunfo de Martha Erika Alonso y dan por hecho que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) terminará por concederles la razón.

En tanto, la gente de Morena se mantiene en la misma postura argumentando que el Tribunal detectó toda una serie de anomalías, mismas que servirán como prueba para anular el proceso electoral.

Lo cierto es que Puebla sigue en la incertidumbre, ya que el TEPJF una y otra vez ha dado muestras de estar al servicio del nuevo dueño de México, Andrés Manuel López Obrador.

El conteo voto por voto, que en otro momento hubiera servido para legitimar a cualquier otro mandatario, no sirvió absolutamente para nada. El propio Tribunal se abstuvo de dar a conocer el resultado del conteo, así como las observaciones que pudiera hacer en torno a lo que fue el proceso electoral de Puebla. ¿Por qué?

Si bien es cierto que el Tribunal local es el que debe resolver las impugnaciones interpuestas por Morena, también lo es que a Puebla le hubiera dado certidumbre que hubiera un pronunciamiento al respecto porque, en resumidas cuentas, todo sigue igual.

Los poblanos estamos cansado de esta situación que no beneficia a nadie. Ojalá, por el bien de las más de cinco millones de almas que viven en este territorio, que en breve se resuelva esta situación para que todo mundo se ponga a trabajar.

 

La boda #Fifí del año 

La cuarta transformación eligió a Puebla para enviar un mensaje muy claro a todo el país: la austeridad republicana aplica sólo para los que hoy no van a detentar el poder.

La boda del segundo en el organigrama del presidente electo de México, César Yáñez, y de su hoy esposa Dulce Silva, nada tuvo de austera ni republicana: la cola de langosta con escamoles, los camarones con espárragos, el bisque de langosta y el filete de res a la bordalesa, supongo, en breve pasaran a ser parte de la dieta de una buena parte de las familias mexicanas.

En redes sociales me preguntaban por qué me metía en un asunto de sociales, que si soy envidioso, que si fue porque no me invitaron, que no importa porque ellos pagaron con su dinero y aun no son gobierno; todas las razones me parecen validas, lo único que digo es que la gente de Morena aseguro ser diferente a la anterior clase política.

¿Para qué los excesos? ¿Para qué la faramalla? ¿Para qué tanta exposición y los excesos? ¿Cuál es la diferencia entre esta fiesta y la de los otros? ¿Qué necesidad? Farsantes.

Calles cerradas, coches de lujo, gobernadores, senadores, diputados, la nueva clase política pavoneándose ante la vista de los pobres, quienes no tuvieron acceso a tan exclusivo evento.

López Obrador asistió a la boda y fungió como testigo de la pareja, lo mismo que el gobernador Tony Gali quien también estuvo en el evento, al igual que Luis Banck Serrato.

El presidente electo se retiró de la fiesta a media noche y se sentó en una mesa aparte de la del gobernador Gali. La fastuosa boda fue animada por Los Ángeles Azules y Matute.

Por cierto, López Obrador ingresó por una puerta especial, para evitar las miradas de los curiosos que se dieron cita en el Centro de Convenciones, y por la misma puerta se retiró.

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