La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

José Juan Espinosa —porro doblado de diputado local— no sólo se ha ganado la desconfianza de sus enemigos.

Eureka: sus propios aliados empiezan a desconfiar de él.

Cinco casos:

Miguel Barbosa, Claudia Rivera, Gabriel Biestro, Luis Alberto Arriaga y el porno diputado (Héctor Alonso Granados).

El primero sabe que en todas las mesas lo enferma.

La segunda sabe que en todas las mesas lo descalifica.

El tercero sabe que en todas las mesas lo ningunea.

El cuarto sabe que en todas las mesas lo acusa de traidor.

Y el quinto sabe que en todas las mesas lo ridiculiza.

A Luis Alberto Arriaga, por ejemplo, no le perdona que esté haciendo un gobierno sensato, al margen de las vulgaridades que él multiplicó en San Pedro Cholula.

Para doblarlo, José Juan le filtró a un periódico que el gobernador Gali le había dado dos millones y medio de pesos, con los cuales —siempre al decir de él— se había ido a Europa y había comprado una camioneta.

Arriaga no lo sabe, pero quien se dice su “dueño” lo empieza a exhibir como un traidor a su causa.

¿Cuál es su causa?, se preguntará el hipócrita lector.

La venganza sin fin en contra de quien le dio de comer durante muchos años:

Rafael Moreno Valle.

Bien decía don Melquiades Morales cuando un perro ladraba a sus puertas:

“¿Qué favor le habré hecho a ese animal que me ladra tanto?”.

Los favores que Moreno Valle le hizo son innumerables.

Dos casos:

Lo hizo diputado local y luego alcalde.

La última jugada —el último ladrido— de nuestro personaje tiene que ver con la señora Dinorah López de Gali, esposa del gobernador de Puebla.

Y es que ahora ha empezado a impugnar un programa que fue elogiado en su momento por la Federación:

El de Casa Jóvenes en Progreso.

Su cobardía no tiene límite al recaer en un viejo vicio abyecto:

La misoginia.

Todos sabían que podía acuchillar por la espalda.

Nadie sabía de qué manera.

Ya lo había hecho antes con Claudia Rivera Vivanco —presidenta municipal de Puebla— y con la representante del PRI ante el Instituto Electoral del Estado.

Hoy, con toda la saña, se lanza contra la presidenta del DIF estatal.

En su momento humilló a una joven colombiana.

Y hay pruebas contundentes.

Es su naturaleza.

Ladran los perros.

Es hora de darles sus croquetas.

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