El estado ocupa el tercer lugar a nivel nacional por hectáreas afectadas y el segundo por número de sitios identificados con el derrame de combustible

Por: Guadalupe Juárez

Además de la violencia e inseguridad provocadas por los huachicoleros que operan en la entidad, hay un impacto que no es posible medir o cuantificar: el daño ecológico por el derrame o fuga del combustible robado.

Lo anterior forma parte de la conclusión del diagnóstico elaborado por el Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (Igavim),  El robo de hidrocarburo en ductos. Un delito enemigo del medio ambiente, donde señalan que las hectáreas afectadas por el combustible no han sido reparadas.

A lo anterior se suma la opacidad de las autoridades encargadas y la falta de responsabilidad asumida por Petróleos Mexicanos (Pemex).

Puebla ocupa el tercer lugar a nivel nacional por hectáreas afectadas y el segundo por número de sitios identificados con el derrame de combustible.

Sin embargo, los datos de las áreas dañadas no pueden ser cuantificadas del todo, por lo que los informes, en algunos casos, sólo consignan el número de predios dañados.

Los municipios donde hubo daños durante el año pasado son: Acajete, Acatzingo, Ahuazotepec, Esperanza, Huejotzingo, Huauchinango, Ocotitlán, Jalpan, Palmar de Bravo, Puebla y Quecholac.

Asimismo, San Lucas Atoyatenco, San Martín Texmelucan, San Matías Tlalancaleca, San Salvador El Verde, Santa María Coronango, Santa Rita Tlahuapan, Tepeaca, Venustiano Carranza y Xicotepec de Juárez.

Según el diagnóstico, los predios afectados son en su mayoría terrenos para uso agrícola y pecuario.

RECUENTO DE DAÑOS

En 2013, dos municipios de la entidad encabezaron la lista nacional de las 10 demarcaciones con mayor superficie cuantificada por derrame de hidrocarburo: Acatzingo y Cuautlancingo.

Un año después quedaron en el top ten San Martín Texmelucan y Acatzingo, con el lugar 9 y 10 a nivel nacional. Durante 2015, Quecholac apareció en el listado después de tres municipios de Tabasco.

En 2016, el problema se desbordó en el estado; Quecholac escaló al segundo lugar y apareció Palmar de Bravo en el cuarto.

Para 2017, cuando el gobierno estatal decidió una estrategia de combate frontal contra el delito, ninguna demarcación apareció en el listado.

Sin embargo, ninguno aparece en el listado de los terrenos que podrían ser reparados tras el daño.

EL AGUA, EN RIESGO

Según las solicitudes de información respondidas al Igavim, la Conagua reportó que de 2015 a 2017, 57 cuerpos de agua fueron dañados, de los cuales tres corresponden al estado.

Por lo anterior, debido a las tomas clandestinas, en Puebla 23 corrientes de agua intermitentes y cinco perennes sufrieron afectaciones.

“Queda claro que ninguna dependencia vincula un seguimiento puntual para que se restauren, remedien o descontaminen los predios afectados por el derrame de hidrocarburo generado por tomas clandestinas a la brevedad”, denuncian en el documento.

Además, consideran necesario el seguimiento de instancias como Conagua,Pemex, Profepa, Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente, así como la Sedatu, para evitar que el “impacto ambiental multiplique eel daño sobre el ecosistema”.

Lo anterior, debido a que no hay ningún análisis o estudio, a pesar de que las autoridades reconocen los daños a los cuerpos de agua por el derrame de combustible, pues se desconoce “la esfera contaminante del trayecto”.

LAS DENUNCIAS

En Puebla, en 2017 fueron registradas 539 denuncias ante la Procuraduría General de la República (PGR), por sustracción de hidrocarburos, petrolíferos, petroquímicos o de ductos.

A nivel nacional, se contabilizaron en el mismo periodo cinco mil 531 incidentes ante la PGR, debido a los casos de robo de hidrocarburo que se presentan en todo el país.

El Igavim indica que el crecimiento del ilícito en el país ha ocasionado a su vez un factor de riesgo por el que han aumentado los delitos de alto impacto. Ello provoca que las estrategias policiales se vuelvan más complicadas.

A eso se suma que no es posible dimensionar el daño ocasionado por los derrames provocados por las tomas clandestinas.

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