Por: Diego Diego
Al unísono retumban abucheos en el estadio Cuauhtémoc. Los pitidos soplan a la par del viento, merecido para un cierre de una temporada para el olvido. ¿Será el otro torneo?
Después de haber dejado el fondo del descenso, el Puebla se “enfocó” -entre comillas- en un solo objetivo: llegar a la Liguilla. Parecía que el equipo de Meza tendría los suficientes argumentos para lograrlo, sin embargo sus dirigidos dejaron en la mesa un gran cuestionamiento: falta de identidad.
Los “clásicos” al fútbol dicen que en este deporte los jugadores deben tener amor a la camiseta y dejar todo en la cancha; este Puebla no comparte esta ideología. Lo explicó: en 90 minutos, solo generaron 4 acciones de peligro, con tres delanteros al frente y tres medios que fungieron como enganches.
El ataque local era claro: Tabó, Cavallini, Fernández, Micolta, Chumacero y Robles no se despejaron por ningún momento del área rival, el gol nunca llegó. Por otra parte, si comparamos a su rival, Tijuana, comparten la misma debilidad; el “detalle” es que los fronterizos despidieron a su técnico el mes pasado.
Enrique Meza lleva más de un año en el cubil poblano, conoce de “arriba a abajo” a sus elementos. Entonces ¿Porque los resultados no se dieron? ¿Porque la falta de compromiso de los jugadores que pasaron más de 70 minutos “echando la casacara”? La respuesta: Meza desde hace varios partidos dirige desde un asiento del banquillo.
Observando al técnico en este y en varios partidos del Apertura 2018, por casi medio tiempo, el estratega manda a su auxiliar a dar indicaciones. Por momentos se levanta, da indicaciones y regresa al banco. Y en las conferencias de prensa, aunque acepta las carencias del equipo, apunta a que habrá una mejoría pero el equipo sigue igual.
El partido contra Xolos no tuvo nada que destacar. Fueron contadas -menos de 7- las aproximaciones entre los equipos contra los marcos rivales. Cuando hablamos del técnico y no del partido hay que preocuparse. Mientras tanto la directiva ya ratificó al “Ojitos” Meza para la siguiente campaña. Tendrá dos opciones: destrozar y armar un nuevo equipo, o sacar las “frutas podridas” y traer sangre nueva.
Al cierre del campeonato y a falta de 7 partidos por disputar de la jornada 17, su escuadra terminó como décimo segundo de la tabla general con 20 puntos producto de 5 ganados, 5 empates y 7 perdidos; 30 goles en contra y 23 a favor.
