Las Serpientes 
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo 

La semana pasada un personaje de muy buen nivel dentro de la Cuarta Transformación me comentó que los gobernadores se iban a convertir en unos verdaderos limosneros, luego de las reformas a la ley orgánica de la administración pública llevadas a cabo por el Senado, las cuales crean la figura de los superdelegados.

Por supuesto que la creación de estos personajes viola el pacto federal, el cual da origen a la República Mexicana, que establece que el país se divide en 32 estados libres y soberanos.

Los superdelegados vienen en los hechos a suplir la figura de los mandatarios, quienes pasarán a ser meras figuras decorativas, administradores generales y de la pobreza, pero además responsables directos en lo social, de todo lo que ocurra en sus respectivas demarcaciones.

Algo así por supuesto que iba a provocar la reacción de los mandatarios, quienes ven cómo se desvanece su otrora poder, a través del manejo de los millonarios recursos que la Federación le destinaba a través de los diferentes programas.

La rebelión la encabeza quien será el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, a quien en este mismo espacio identificamos desde hace tiempo como el único opositor que podía tener enfrente el nuevo presidente electo Andrés Manuel López Obrador.

A la rebelión encabezada por Alfaro se le sumaron en la semana los gobernadores emanados de Acción Nacional, quienes advirtieron que formarán un bloque para oponerse a la presencia de los superdelegados, quienes se aprestan para ser los verdaderos nuevos mandamases.

Los gobernadores no sólo perderán el manejo de una buena parte de los recursos, sino que además serán castigados en su mayoría con recortes presupuestales que van desde 15% y hasta 20% de los presupuestos que manejaron en este año, lo cual es francamente preocupante.

Cierto, los gobernadores se convirtieron, desde la llegada al poder de Vicente Fox, en verdaderos señores feudales, amos y señores de sus demarcaciones, quienes dilapidaron los recursos de los excedentes petroleros, pero ahora el castigo parece excesivo, sobre todo porque a quien va a golpear es a los habitantes de las respectivas entidades.

Pero esta situación en la que se busca poner contra las cuerdas a los gobernadores enrarece aún más el clima que ya se respira en el país, de crispación social, que resulta peligroso para la seguridad nacional.

López Obrador busca desmantelar al antiguo régimen, el cual se resiste con todas su fuerzas a desaparecer. Pero el próximo presidente parece haber abierto varios frentes con los cuales no se puede jugar, so pena de que el precio sea demasiado alto.

El principal frente es con el sector económico nacional y mundial, tras la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México y el anuncio del senador Ricardo Monreal de promover una ley para regular las comisiones que cobran los bancos.

Otro frente es con los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, enojados por la reducción de sus salarios y quienes ya le enviaron la primera señal de rebelión al declarar inconstitucional la Ley de Seguridad Nacional, lo cual deja sin un marco regulatorio el actuar de la nueva Guardia Nacional que pretende crear la nueva administración, en la cual el Ejército juega un papel preponderante.

Hablando del Ejército, este tampoco se encuentra muy a gusto con la nueva administración. Desde 1946 las Fuerzas Armadas cedieron el control del país a los civiles a cambio de canonjías y componendas, pero hoy también se ven amenazados por los intentos de cambio de López Obrador.

Los gobernadores inquietos y castigados, los mercados a la expectativa y sin buenas señales, los magistrados nerviosos y sirviendo como contrapeso al Congreso y el Ejército enojado y en la calle, parecen ser un coctel bastante peligroso para la nación.

Ojalá, por el bien de todos, las cosas no se descompongan más, la estabilidad del país pende de hilo y eso se ve y se respira.

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