Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo
Un panorama bastante desalentador le espera a México debido a que el pasado domingo 1 de julio se perdieron todos los equilibrios.
Andrés Manuel López Obrador emerge en el siglo XXI como el presidente más poderoso en la historia moderna de este país, con un Congreso integrado por verdaderos autómatas, incapaces de decirle que no al señor presidente.
El tabasqueño no tiene prácticamente oposición enfrente, con dos partidos políticos desmantelados y desprestigiados (PRI y PAN) y con el PRD prácticamente en peligro de extinción y totalmente desarticulados, ajenos completamente a los grandes temas que aquejan al país.
La mejor muestra fue lo que ocurrió con la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, la voz de los partidos políticos en torno al tema ni se escuchó, fueron simples comparsas, tal vez avergonzados por los pésimos gobiernos que encabezaron en los últimos 40 años.
No dijeron nada sobre la dichosa “consulta” ni mucho menos ante la cancelación de la obra, los únicos que se atrevieron a levantar la voz fueron los organismos empresariales, a los cuales dejaron solos, ni PRI ni PAN alcanzaron a reaccionar, lo cual me pareció bastante miserable.
Otros que al menos en un principio trataron de actuar como contrapeso al todopoderoso presidente electo ha sido la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual rechazó bajarse los salarios como lo demandó López, pero la incipiente insurrección fue acallada, luego de que los ministros fueran conminados a acatar la “recomendación” so pena de ser removidos de sus cargos o jubilados de manera anticipada.
Una actitud valiente la han asumido los medios de comunicación, que han sido objeto de todo tipo de descalificaciones y ataques por parte del presidente electo, su esposa la señora Gutiérrez Müller, y los amados seguidores de El Peje.
No sólo son los calificativos como fifi o chayoteros, lo cual demuestra toda la intolerancia de parte del tabasqueño a la crítica, la apuesta es muy clara, “quienes piensan como yo son los buenos, quienes no piensan como yo son los malos, los traidores a la patria, los golpistas, los desestabilizadores”, qué peligroso.
Un ejemplo de la valentía que han mostrado los medios es lo realizado por el semanario Proceso, en su entrega de esta semana a ocho columnas con el titular AMLO se aísla, “el fantasma del fracaso”.
La revista fue casi linchada por los seguidores del tabasqueño y por su propia esposa, la ex periodista, Gutiérrez Müller, quien fustigó al semanario, al cual ante alababan como un medio ejemplo de periodismo y de la libertad de expresión, qué contradictoria actitud.
Caso contrario es lo que ha ocurrido con la aclamada periodista, Carmen Aristegui, quien alcanzó la fama luego de presentar la investigación sobre la Casa Blanca de Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera.
Aristegui argumentó que a raíz de esa investigación fue objeto de censura y obligada a abandonar su espacio en MVS Radio, propiedad de la familia Vargas.
Tras más de tres años, Aristegui regresó el pasado 17 de octubre a la radio abierta, luego de que López Obrador dijera que Carmen debería regresar y su capricho se cumplió. Radio Centro abrió el espacio, pero el periodismo de esta mujer ya no ha sido el mismo.
Ni una sola palabra dijo sobre el aeropuerto o la consulta, Aristegui al parecer dejó de ser periodista y se convirtió en porrista y ojalá no termine como sicaria, eso sí sería lamentable.
Y es que el nuevo régimen, el cual aún no entra en funciones, busca que nadie siquiera se atreva a contradecirlos, prefieren gobernar sin oposición y su ejemplo desgraciadamente cunde en el Congreso de Puebla y también en las presidencias municipales gobernadas por Morena.
Ya hablaremos del castigo presupuestal a Puebla y de cómo López Obrador teje su red para perpetuarse en el poder. Que Dios nos agarre confesados.
