Plumas Ibero
Por: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Gordillo ha manifestado interés por volver a estar al frente del sindicato nacional de trabajadores de la educación.
El tema educativo se está tornando interesante, más de lo de costumbre, porque la señora Elba Esther Gordillo, lideresa del Sindicado Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), ha manifestado su interés por volver a estar al frente de dicho gremio, a pesar de la edad, del desprestigio y de la falta de delicadeza para manejar los recursos que obtiene el SNTE de las cuotas que pagan sus agremiados.
De todos es sabido que la señora Gordillo se enriqueció del mal manejo y abuso de los ingresos del SNTE, dejando en evidencia que, a diferencia de sus agremiados, gana miles de millones de pesos, teniendo apenas algunas pocas responsabilidades para mejorar el sistema educativo y haciendo todo para no perder el control del magisterio en nuestro país, pero no porque le importe la educación, sino porque le interesa seguir percibiendo muchos miles de pesos cada quincena.
El gobierno de Peña Nieto, de manera general, y el propio presidente de forma particular hicieron todo para terminar con el liderazgo de la señora Gordillo y la acusaron de enriquecimiento ilícito y otros delitos, por lo que estuvo encarcelada y luego en arraigo domiciliario; debido a que no pudieron demostrarle nada y casi al final del sexenio del todavía presidente, obtuvo su libertad. Aunque pienso que esto se dio con toda la intención de que se reorganice el grupo que ha sostenido a Gordillo para volver a tomar el mando del SNTE y complicarle la existencia a López Obrador.
Lo que se ha podido ver hasta ahora es que la lideresa irá con todo contra quien se le ponga en frente y tampoco creo que el nuevo gobierno la quiera de aliada. Así que López Obrador está en una encrucijada, pues si no mueve suficiente de la reforma educativa no sólo el SNTE, sino también la CNTE se le vendrán encima, pero si se deshace de dicha reforma y se concilia con Gordillo, tendrá muchas presiones para terminar con tan terrible relación. Así que llevo meses preguntándome qué hará López Obrador con el SNTE.
Y bueno, como ya adelanté renglones arriba, la situación con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), no es más halagadora que con el SNTE, las situaciones ríspidas han comenzado a presentarse entre este sindicato y el equipo lopezobradorista. Para muestra lo sucedido en Guerrero hace unos días, cuando llegaron los agremiados de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación del Estado de Guerrero (CETEG) a pelearse, literalmente, a pelearse a sillazos con los agremiados del SNTE que estaban llevando a cabo el Foro sobre Educación que ha organizado Esteban Moctezuma para reunir ideas y hacer consenso de por dónde enderezar el barco en el tema educativo en México.
Es obvio que a los agremiados del CETEG no les gustó nada que en el foro estuvieran invitados los docentes del SNTE, pues no debemos olvidar que los profesores del primer sindicato son opositores del segundo, dado que no se sentían representados, ni considerados en el SNTE, por eso organizaron la CNTE y los profesores agremiados en este sindicato se consideran un grupo disidente del SNTE. Pero les gustó menos que López Obrador hiciera críticas a profesores de la CNTE por sus movilizaciones y agresiones días antes en un discurso que emitió en Toluca. Así que me pregunto qué hará López Obrador con la CNTE, pues se hizo evidente que los docentes sindicalistas de uno y otro sindicato van a ir con todo para no perder fuerza y muchos menos poderes ante el nuevo gobierno.
Incluso, varios de ellos consideran que es su oportunidad para recuperar el control de la educación en nuestro país en beneficio de sólo unos cuantos profesores y otros trabajadores de la educación, pero no de los millones de niños y jóvenes que asisten a la escuela pública y del millón de profesores que hacen su trabajo de manera seria y responsable.
Entiendo y me queda claro que los profesores que se confrontan con otros actores, como cualquier ciudadano de este país, tienen derechos y pelean por ellos. Pero considero que no están viendo que hay nuevas maneras de organización y también de negociación, además de que tampoco están viendo que el fin inicial y último de cualquier profesor y de la educación debería ser que los alumnos aprendan lo que requieren para enfrentar la vida. Lamentablemente, después vienen los derechos de los docentes que están agremiados en uno u otro sindicato, pero para recibir, primero, hay que dar.

