La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

El 1 de diciembre, luego de que recibió una limpia espiritual y el bastón de mando de los pueblos originarios, el presidente López Obrador dejó en claro que a partir de ese día se había acabado el poder de poderes.

Desde el zócalo de la ciudad, AMLO dijo que había algunos por ahí que estaban a la espera de señales, de alguna indicación, de cierto guiño.

No sé por qué pensé en los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

Quién iba a decir que al día siguiente por la noche, a través de su cuenta de Twitter, José Luis Vargas, magistrado ponente del caso de las elecciones poblanas, respondería a una señal presidencial haciendo público el proyecto de nulidad de los citados comicios.

Y lo hizo con un argumento polémico:

“Hacerlo del conocimiento público abona en la transparencia, disminuye las especulaciones y frena cualquier intento de presión política sobre el Pleno del TEPJF”.

El propio Enrique Cárdenas, aspirante fallido a la candidatura de Morena al gobierno poblano, le reviró en un tuit:

“Al margen del sentido de la propuesta de decisión, circular un proyecto que aún no ha sido aprobado por el Pleno no es un acto de transparencia ni de justicia abierta, sino un acto de chantaje a los demás magistrados y puede restarle imparcialidad a la decisión del TEPJF”.

Dos cosas quedaban claras al bote pronto:

Que un halcón amenazante o una paloma mensajera le había llevado un manotazo presidencial y que el magistrado Vargas ahora chantajeaba con su tuit a sus colegas que están por la no anulación de las elecciones.

Por si fuera poco, Yeidckol Polevnsky —una paloma muy amenazante que preside Morena— mandó en una entrevista este mensaje siciliano:

“¿A ver quién vota en contra de esta propuesta?”.

Es decir:

¿A ver qué magistrado se rebela al presidente López Obrador?

El artículo 146 del Reglamento Interno del TEPJF es muy claro:

“El personal del Tribunal Electoral por ningún motivo podrá (…) hacer del conocimiento de las partes o de cualquier otra persona el sentido de algún proyecto antes de que se resuelva el asunto respectivo. El Pleno de la Sala, cuando lo estime conveniente, podrá acordar la publicidad de algún proyecto de sentencia.

“(…) El personal que contravenga estas disposiciones será sujeto a sanción conforme a las disposiciones disciplinarias correspondientes”.

Al hacer de conocimiento público, vía Twitter, el proyecto de nulidad de la elección poblana, el magistrado ponente violó el artículo citado, pues divulgó dicho proyecto “antes de que se resuelva el asunto respectivo”.

Y si bien “el Pleno de la Sala, cuando lo estime conveniente, podrá acordar la publicidad de algún proyecto de sentencia”, no es el caso, pues para ello hay canales oficiales que no fueron utilizados.

El magistrado usó su cuenta personal de Twitter en lo que parece una decisión individual, ya que no aclaró si sus compañeros habían avalado el procedimiento.

Más allá de que tendría que ser sujeto a sanciones, el multicitado magistrado terminó chantajeando a sus colegas —como bien lo dice Enrique Cárdenas— lo que “puede restarle imparcialidad a la decisión del TEPJF”.

La imparcialidad, por cierto, la empezó a perder  la noche del domingo, pues viola el principio de certeza.

Tras una lectura cuidadosa del proyecto, destaca, al decir de especialistas consultados, que no hay sustento jurídico en el mismo.

Y más:

El autor del proyecto empezó desechando impugnaciones —algunas, curiosamente, relacionadas con la cadena de custodia del material electoral— y terminó afirmando que había las suficientes irregularidades para anular la elección.

Lo que llama la atención es que no refiere prueba alguna para su dicho: le basta suponerlo.

El poder de poderes está más vivo que nunca a partir del 1 de diciembre.

Los halcones mensajeros y las palomas amenazantes gozan de cabal salud.

¿Y qué decir del México priista de las señales, las indicaciones y los guiños?

Ufff.

El Cacique Gordo de Cempoala sigue siendo inmortal.

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