La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía /  @QuintaMam

El diputado federal Fernando Manzanilla invitó a directores de medios y columnistas a una comida el viernes 7 de diciembre en La Tocinería.

¿El fin?

Anunciarles que él podría ser el gobernador interino de Puebla.

Sus fuentes le habían dicho que el magistrado ponente —que buscaba anular los comicios— abriría el plazo para la convocatoria a las elecciones extraordinarias de sesenta a noventa días, lo que le permitiría pedir licencia y contender.

Los asesores del líder de la bancada del inexistente y retrógrada Partido Encuentro Social en la Cámara de Diputados le decían: “Tú puedes, Fer”.

Y él se lo creyó.

Por aquí y por allá empezó a tantear el terreno.

Los astros se le estaban alineando.

O así lo creía él.

Su nombre empezó a ser puesto a circular por sus voceros, quienes le veían como atributo principal que era quien mejor conocía al senador  Rafael Moreno Valle, su cuñado.

Él, faltaba más, sabría cómo hurgar en las cuentas públicas y en las cañerías.

Conocía los entretelones.

Tenía el olfato para desmontar el aparato creado por el hoy líder de la bancada del PAN en el Senado.

Como interino, podría avalar todo lo que el Congreso del Estado —encabezado por Gabriel Biestro y José Juan Espinosa— dinamitara.

De esa manera sobrevendrían las denuncias en contra de Moreno Valle.

Denuncias por todo: por un lápiz que no aparece o por extraños manejos en las finanzas.

Y ya el senador sin el fuero constitucional, las cosas pintaban para que un día, afuera de su casa o de algún restaurante, los agentes de la Fiscalía —ya bajo control de Manzanilla— pudieran obsequiarle una preciosa orden de aprehensión.

El plan era perfecto.

Sólo faltaba que se cumplieran los tiempos y que el Tribunal anulara los comicios.

Manzanilla hacia planes incluso para pasar Navidad en Casa Puebla y ya había pensado, incluso, en el menú de la cena.

También tenía en la mente a sus principales colaboradores, quienes serían nombrados de inmediato en su toma de posesión en el Congreso del Estado.

¿Día?

Viernes 14 de diciembre.

Por eso —por todo eso— invitó a los periodistas a comer.

No a todos.

A una buena mayoría.

Era el momento de descorchar el vino y brindar por los extraordinarios tiempos que venían.

Pero un detalle insignificante —minúsculo como una hebra— se le atravesó y tiró de un jalón sus sueños de opio:

Martha Érika Alonso fue ratificada por el Tribunal y ella, y no él, rendirá protesta como gobernadora.

Por eso el tuit que escribió después del fallo es tan elocuente y deja ver una enorme tristeza: la tristeza de aquél que estuvo a un paso de dormir en Casa Puebla:

“Me llena de tristeza y asombro que el TEPJF haya validado el fraude del que todos fuimos testigos…”.

Luego de eso, desapareció de Twitter por varias, nutridas, horas.

Por cierto:

La comida de su destape en La Tocinería también se frustró.

Nota Bene 1: Otro de los que también buscaba ser gobernador interino era Gabriel Biestro, presidente de la Junta de Coordinación Política en el Congreso del Estado.

Y aunque el cargo sería por cinco o seis meses, Casa Puebla bien vale una misa.

Biestro pensaba estrenar sus nuevos trajes Robert’s ahora que el Congreso lo eligiera gobernador interino.

(Risas grabadas).

Nota Bene 2: El senador Alejandro Armenta no quiso escuchar el canto de las sirenas.

Y aguantó hasta el último momento.

No faltaron voces que le decían que él tendría que ser el candidato de Morena en las nuevas elecciones.

Resistió el embrujo.

No se movió en ese sentido.

Se llama sensatez y madurez política, algo de lo que carecen Manolín y Shilinsky.

      

    

El Hallazgo de José Juan

   

José Juan Espinosa no quería ser interino.

Tampoco su esposa: Nancy de la Sierra.

Con el cuchillo cebollero bajo el brazo, el presidente de la Mesa Directiva del Congreso local y la senadora buscaban el mejor momento de traicionar a Barbosa, a quien todos los días adulaban hasta el exceso.

Desleal por naturaleza, José Juan empezó a ir a las juntas auxiliares en aras de encabezar supuestas juntas de información.

Su plan era otro:

Hacer campaña para que su nombre estuviera bien posicionado cuando la dirigencia nacional de Morena aplicara una encuesta que serviría para elegir al candidato a las nuevas elecciones.

Metido en una locuacidad innata, nuestro personaje mandó pintar unas bardas en distintos puntos.

La leyenda era brutal:

“José Juan gobernador. En la encuesta es la respuesta”.

Víctima del síndrome Manzanilla, sus sueños de opio terminaron en el basurero.

Él, Biestro, Nancy y Fernando desaparecieron de las redes sociales —en las que todo el tiempo anunciaron la nulidad de la elección— y se refugiaron en un silencio entendible.

Y es que sólo hay una cosa peor que la derrota: el ridículo público.

¿Cómo les explicarán a sus adictos que Martha Érika Alonso será la gobernadora?

    

       

Los Tiempos Duros de Marín

    

Mario Marín Torres fue uno de los grandes perdedores con el fallo del Tribunal.

Metió dinero a la campaña de Morena.

Envió personeros.

Puso candidatos.

Y apostó su capital político —él cree que lo tiene— al triunfo en la gubernatura y el Congreso.

Sus ahijados José Juan Espinosa y Nancy de la Sierra son algunos de los más visibles.

Cuando las cosas se complicaron, apostó también por la nulidad.

Ya se frotaba las manos con un fallo que llegó con la horma equivocada.

Y es que estaba reclutando priistas por todos lados para que Morena se quedara con la gubernatura.

El brutal golpe del Tribunal lo dejó golpeado y sin palabras.

Y lo peor es que el gobierno del presidente López Obrador tiene la obligación de llevarlo a los tribunales a él y a sus distinguidos cómplices en el Caso Lydia Cacho.

Es por ley.

Lo pide, lo exige, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ya lo salvó una vez de la picota en su calidad de ministra de la Corte.

Lo volverá a salvar.

¿AMLO se quedará con el estigma de haber evitado enjuiciar a Marín?

  

   

El Equipo de Moreno Valle

   

Otra vez, por enésima vez, Rafael Moreno Valle se desayunó a sus críticos.

Y a los loquillos de Twitter, y a los chairos de Facebook, y a los columnistas que todos los días hablaban de la anulación.

En su cuarto de trofeos ya no caben las cabezas de buey.

Él y su equipo compacto han acumulado tantas victorias que sus bonos están una vez más a la alza.

Algunos nombres:

Eukid Castañón y Roberto Moya, entre otros.

Entre sus virtudes hay algunas contundentes:

La lealtad, el talento, la discreción y una voluntad tenaz.

Sólo con esos valores se hace un equipo: un equipo que gana elecciones y que opera en las altas esferas de poder con eficacia y rentabilidad.

Se dice fácil.

No lo es.

  

  

Los Tiempos de Martha Érika

  

  

Martha Érika Alonso siempre se movió con pulcritud.

Nunca se le vio desesperada.

Entendió los tiempos como una política profesional.

Cuidó los detalles.

Nunca insultó a Barbosa en la contienda.

La elección más larga en la historia de Puebla —la más tortuosa— terminó premiándola con la gubernatura.

El viernes rendirá protesta como la primera mujer gobernadora.

Luego habrá de dormir en Casa Puebla.

Por cierto: el 17 de diciembre cumplirá 45 años de edad.

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