Por: Ilse Contreras / @Se_GatoPardo
Es fiesta nacional. El sentimiento, la fe y el agradecimiento se conjugan entre los cientos de creyentes que continúan la tradición de celebrar a la virgen de Guadalupe este 12 de diciembre.
Como cada año, el templo de Guadalupe o también conocido como "La Villita", ubicado en Reforma y 11 Sur, en el Centro de la ciudad, abre sus puertas un día antes para recibir a los devotos.
Las garnachas, tacos, pan de fiesta, postres, juegos mecánicos, veladoras y artículos con la imagen de la virgen, dan color y olor al paseo Bravo.
Entre las calles aledañas al templo la gente empieza a llegar, muchos en familia, acompañados de sus hijos vestidos de Juan Diego, otros solos y unos cuantos más que cargan una escultura de "La morenita", como algunos le llaman.
Blanca Estela Vallejo, por ejemplo, ha acudido para agradecer el nacimiento de su hijo, después de tres intentos, ya que su encomienda a "La Madre" ha sido fuerte y esta le ha devuelto la esperanza.
"Se lo encomendé mucho a la virgen (el embarazo), es mi cuarto hijo y el único vivo, me concedió esa oportunidad y para mí es muy importante agradecerle", dijo.
Aquí la gente llega de todas partes de la ciudad, del sur, norte y nororiente, de municipios como Tecali de Herrera y Huehuetlán El Grande, y en pocos casos de otros estados.
Aunque el primer día se hizo presente un grupo de jóvenes con unas playeras color azul claro con la imagen de la gudalupana, que al parecer venían en caravana, el resto del día, noche y madrugada del 12, las visitas eran locales y solo un par se quedó a pernoctar.
Luis Antonio Romero, un hombre moreno, tatuado y con una maleta de viajero, caminó desde la unidad habitacional San Bartolo, al sur de la ciudad, para hacer una parada en el templo de Guadalupe.
El destino era incierto, aún no sabía si llegaría a la Basílica, pero no sería la primera vez que visitaría a "la emperatriz de México".
Algo de la experiencia que contó, y que coincidió con la mayoría de quienes se han dado la oportunidad de peregrinar hasta el segundo santuario más visitado del planeta, solo por detrás de El Vaticano, es que el cansancio se olvida una vez que llegan para admirar la imagen de la virgen de Guadalupe.
"Es una experiencia satisfactoria, llena de amor y tranquilidad, todo se soporta siempre y cuando sea con fe", comentó.

Cada hora una misa, y la gente llegaba y entraba a dejar sus agradecimientos y en otros casos sus peticiones. Las más solicitadas: salud, familia y trabajo.
Los párrocos que presidían las misas pedían por la unidad de la sociedad ante un incremento en la inseguridad, otros por la salud mental.
Ana María Salomé Tejeda resaltó que esta creencia y devoción a la virgen es fuerte por el significado que tiene: "es nuestra madre".
"Una ocasión le pedí por mi hija que tenía un problema, y sí se alivió, sí me hizo el milagro de que rápido saliera de su problema", comentó.
A los jóvenes pidió que se acerquen y pidan con fervor enderezar sus caminos, pues aseguró que ella ayuda también a quienes han cometido delitos.
Diego Medina, un hombre que lleva en brazos a su hijo vestido de Juan Diego, lo lleva para que la virgen lo cuide y guíe en sus primeros años de vida.
Aunque el es de Cuernavaca y su esposa de Oaxaca, dijo que celebrar el 12 de diciembre es una devoción que no ha dejado de seguir y el sacrificio es nulo cuando está frente a la imagen de Guadalupe.
"Desde muy joven hemos sido devotos a la virgen y nos hemos ido incluso caminando a la Villita, el cansancio es físico, pero cuando llegas y te presentas ante ella, es mucha paz, es una sanación interna", expresó.
El culto a la virgen morena es la tradición católica más importante del país, y tiene origen después de que esta se apareciera hasta en cuatro ocasiones al indígena chichimeca Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro de Tepeyac, cerca de la actual Ciudad de México, en el año 1531.

