Por: Mario Galeana
Foto: Andree Jiménez/ Agencia EsImagen
Martha Erika Alonso Hidalgo no llevaba más de tres minutos de discurso cuando convocó a Andrés Manuel López Obrador a visitar el estado.
Lo hizo poco después de afirmar que guarda “grandes coincidencias” con la política de justicia social e igualdad del presidente… y, sobre todo, después de confirmar que el gobierno federal no había enviado un solo representante a su primer acto público como gobernadora.
Entre los asistentes del Auditorio de la Reforma sólo se hallaba la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco. Y, en cambio, un gran número de opositores al proyecto político de López Obrador en el Congreso de la Unión, entre ellos Rafael Moreno Valle, su esposo, y uno de los artífices de la acción de inconstitucional que detiene, por ahora, el tope salarial que el presidente trata de imponer al Poder Judicial y Legislativo.
Por eso -quizá precisamente por eso- la primera gobernadora de Puebla quiso dejar en claro que ella no será, al menos ahora, una rival para el presidente de la República.
“Desde aquí hago un llamado al presidente Andrés Manuel López Obrador para reiterarle que en Puebla siempre será bien recibido y que cuenta con nuestro mayor compromiso para llevar a cabo los programas prioritarios de su gobierno. En Puebla tendrán un gobierno aliado”, pronunció.
El guiño de la panista se repitió minutos después, cuando afirmó que, en alineación con la política de austeridad desplegada por López Obrador, reducirá su sueldo y exhortará al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y al Congreso del Estado para que hagan lo mismo.
Para el Congreso local, en cambio, no hubo guiños. Cada vez que Alonso Hidalgo se refería al Poder Legislativo endurecía el gesto y los ademanes. A ellos, a la mayoría legislativa de 22 diputados de Morena, PT y PES, les advirtió que no aceptará chantajes ni provocaciones.
“Las y los poblanos no queremos protagonismos ni pleitos; los ciudadanos exigen soluciones y están dispuestos a participar en su diseño e implementación. Estoy abierta al diálogo y la colaboración, a que se construya con respeto y propuestas, no con ofensas, descalificaciones y mucho menos con chantajes...”, advirtió antes de que un aluvión de aplausos interrumpiera su discurso.
Luego continuó: “... bajo estas premisas, desde este momento extiendo mi mano para construir soluciones conjuntas que permitan recuperar entre todos la tranquilidad que exigimos y merecemos. Invito a quienes conforman hoy la mayoría en el Congreso a que antepongan los intereses de Puebla y la seguridad de las familias por encima de cualquier diferencia política”.
Así se presentó Martha Érika Alonso ante la Cuarta Transformación: como aliada luminosa pero, de ser necesario, como rival de sombra larga.
