Mesa Cuadrada
Por: Gabriel
Reyes Cardoso / @GabrielReyesCa3
El gobernador Melquiades Morales, luego de su accidente en el helicóptero, me dijo que su duda principal era si los diputados poblanos cumplirían con esas reglas no escritas, sobre el respeto a lo decidido en las urnas.
Se refería a la designación del gobernador interino el que, a su juicio, debería ser del mismo partido al que pertenecía el triunfo electoral. Su partido tenía mayoría en el Congreso y aun así le preocupaba la actitud de los legisladores frente a la tentación de decidir con una autonomía que en su libertad sólo traería ingobernabilidad y confusión.
Esa es la interrogante más importante en lo que sigue de esta dolorosa circunstancia poblana.
Morena, PT y PES tienen mayoría en el Congreso estatal. Designar gobernador interino es su mejor oportunidad para demostrar su calidad política; su mayor reto para respetar los votos que, en julio pasado, fueron depositados con vigencia de 6 años, no de 10 días.
Será su prueba definitiva para acreditar madurez política y evitar la ruptura de una estabilidad política estatal que apenas comenzaba a consolidarse, la cual no han sabido custodiar, pero que deben aprender a preservar.
Oportunidad, reto y madurez para una designación congruente con las mayorías
electorales que, con consultas públicas o sin ellas, reclama tranquilidad y
concordia.
Con todo el gobernador o gobernadora interina es solo un testimonio de lo que vendrá.
Ni panistas ni morenistas quieren solo un gobernador interino.
La guerra continúa.
En Puebla no hemos descansado. Abierta o disfrazada, la guerra política escogió a Puebla para medir, todos los días, las potencialidades políticas de las dos principales fuerzas electorales en una cuarta transformación que, como en otras épocas, nos escogió como laboratorio político.
Luis Banck es el hilo conductor en la difícil, crítica y dolorosa coyuntura política. Es, por la cercanía, el hijo político que los dos no tuvieron y en quien invertir experiencia, poder y posibilidad valdría la pena… algún día…
Y ese día, ya llegó.
Tony Gali es el hermano mayor en quienes todos confían. Sus resultados serán el mejor respaldo en las batallas siguientes. La gente lo aprecia y lo respeta. En Tony encontrarán autoridad, inteligencia y firmeza para mantener unidad y fortaleza para ganar.
De este lado en el Frente por Puebla dos ex gobernadores poblanos aportarán sus mejores estrategias.
Ironías del destino común, también por el lado de Morena, otros dos ex gobernadores poblanos harán lo mismo.
Los cuatro nacieron en el PRI, el mismo partido donde nació el presidente López Obrador.
Ese pecado original los seguirá confrontando en una guerra donde los cinco aprendieron a pelear con las mismas estrategias e instrumentos, “malas mañas” diría el tabasqueño.
Sólo que, a mi juicio, lo menos que pueden esperar los poblanos es esa “sana distancia” entre el poder absoluto y la razón y el respeto.
Aunque no quisiera, hace falta ese “Fiel de la balanza” que sugirió López Portillo para evitar que la guerra sea de David contra Goliat.
