Sin Derecho de Réplica

Por: Alberto Rueda / @AlbertoRuedaE

El escenario político que vive Puebla no es el más alentador. Tras la tragedia del 24 de diciembre donde murió la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo y el líder del morenovallismo y ex mandatario de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas, las reglas del juego cambiaron.

De inicio, el desconocimiento de la ley en cuanto a una ausencia definitiva del titular del Ejecutivo acarreó los primeros desencuentros.


Después vino la casi imposible tarea del Congreso del estado para ponerse de acuerdo al designar por unanimidad a un gobernador interino que fungirá como jefe del Ejecutivo durante cinco meses garantizando el orden para el proceso electoral que estaremos viviendo.

Posteriormente, una nueva elección constitucional, cuando creíamos que tenían que transcurrir seis años para volver a pasar por un proceso electoral y la polarización que este provoca.

Mientras eso ocurre, los tres grupos políticos más representativos de Puebla están envueltos en una marcada división. Por un lado, el PRI, que no ve con buenos ojos que Enrique Doger Guerrero repita como su candidato debido a su adicción al grupo morenovallista.

No hay que olvidar que el ex rector y ex edil mantuvo acercamientos con la entonces gobernadora electa Martha Erika Alonso, a hurtadillas de los grupos más conservadores del priismo poblano; incluso se dijo que Doger Guerrero sería designado como secretario de Salud, nombramiento que no llegó a razón del accidente del helicóptero donde viajaban los Moreno Valle-Alonso.

La carta b del tricolor poblano es Blanca Alcalá, la ex alcaldesa que pasó sin pena ni gloria por la administración de la capital y que, además, ya jugó como candidata en 2016 perdiendo ante Tony Gali.

En tanto, la coalición Juntos Haremos Historia conformada por Morena, PT y Encuentro Social ha mostrado una ruptura seria debido a la intransigencia de José Juan Espinosa, quien cree que puede ser el nuevo Moreno Valle; la novatez de Gabriel Biestro, quien vio a posibilidad de ser gobernador por cinco meses siendo presidente del Poder Legislativo; y la imprudencia de Héctor Alonso, que quiso madrugar a sus compañeros legisladores la noche del 24 y madrugada del 25 de diciembre autonombrándose “gobernador provisional”.

Aunado a lo anterior, tenemos a un Luis Miguel Barbosa obsesionado con repetir como candidato de la elección constitucional, a pesar del desgaste físico y moral evidente, sobre todo para los ojos de sus propios correligionarios, pero con una Yeidckol Polevnsky que le ha hecho el caldo gordo.

Y dentro del PAN y partidos aliados, como PRD, Panal, Compromiso Por Puebla, PSI y Movimiento Ciudadano, las cosas tampoco pintan nada bien. Tras la muerte de los Moreno Valle-Alonso, no se ha logrado vislumbrar un liderazgo que tome las riendas de este poderoso grupo político (hasta el 24/12).

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