Las Serpientes 
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo  

Ni duda cabe que hoy en el mapa político de México Puebla constituye un foco rojo desde hace tiempo.

Sé que el hubiera es el verbo de los tontos, porque no existe, pero qué diferente hubiera sido si en 2011, cuando el morenovallismo, empoderado luego de sacar al PRI de Casa Puebla, hubiera optado por una reforma electoral donde la gubernatura hubiera sido de cuatro años ocho meses, en vez de un año y ocho meses.

En 2011, a casi medio año de haber iniciado la administración morenovallista, el grupo compacto del entonces gobernador Rafael Moreno Valle Rosas se reunió con el entonces consejero electoral Luis Carlos Ugalde el hombre fuerte en materia electoral de la maestra Elba Esther Gordillo, y con Virgilio Andrade, para llevar a cabo una reforma en la materia para Puebla.

Resultado de este cabildeo fue la reforma electoral de julio de 2011, la cual dio origen a las presidencias municipales de cuatro años y ocho meses y también del minigobernador. El pretexto fue empalmar las elecciones federales con las locales.

El punto central de discusión de dicha reforma fue el tema de la gubernatura y que era lo mejor para el proyecto presidencial de Rafael Moreno Valle, si crear una minigubernatura para 2016, o ir con un mandatario estatal cuyo periodo fuera de cuatro años y ocho meses para empalmar además, los procesos electorales locales con el federal.

Ugalde y Andrade proponían una gubernatura de cuatro años y ocho meses para que una vez concluido el periodo de Rafael Moreno Valle su sucesor pudiera estar en el cargo hasta 2021 y garantizar la subsistencia del grupo en el poder.

El debate se volvió duro, los defensores de la minigubernatura, entre ellos el hoy diputado federal Fernando Manzanilla, señalaban que un mandatario de solo un año y ocho meses garantizaba la lealtad hacia Moreno Valle y evitaba que el nuevo mandatario se sintiera fuerte y quisiera desconocer a Rafael y al resto del grupo.

Quienes pugnaban por una gubernatura de cuatro años y ocho meses señalaban los beneficios de un mandatario que le daría estabilidad a Puebla y mantendría las cosas de tal forma, que el grupo podría seguir con el control de la entidad.

Está de más decir que los ganadores fueron quienes pujaron por la minigubernatura, como un seguro de vida para el grupo en el poder y el resto ya es historia.

Tony Gali se convirtió en gobernador, luego de ganar la elección en 2016 y permaneció en el poder un año y ocho meses, de los más turbulentos en la historia de Puebla.

Puebla vivió en 2018 un proceso electoral de los más complicados en toda su historia y posteriormente un conflicto como nunca se había visto, el cual polarizó a la sociedad.

Al parecer lo que escribí el pasado 26 de febrero se convirtió en profecía, la columna se tituló: ¿A caso fue un error empalmar la elección?

“Muchos se preguntan si acaso no fue un error empalmar la elección presidencial con la elección a gobernador en Puebla.

“Me explicó, cuando se llevó a cabo la reforma electoral en Puebla, que dio nacimiento al proyecto de la minigubernatura y de las presidencias de cuatro años y ocho meses, se pensó en la posibilidad de que el candidato del PAN a la presidencia de la República fuera Rafael Moreno Valle, en ese entonces titular del Ejecutivo en Puebla.

“Todo parecía caminar en forma y de manera normal, Moreno Valle se posicionó como un aspirante a la candidatura a la presidencia de la República y el plan B era que si no se daba llegar a Los Pinos, entonces quedarse con la gubernatura de Puebla.

“Reitero, todo parecía caminar de manera perfecta, la sucesión gubernamental en 2016 se inclinó hacia Tony Gali, el entonces presidente municipal de Puebla, quien ya se había ganado desde hace mucho un lugar dentro del equipo de Moreno Valle.

“Antes del proceso electoral de ese año, un grupo de personajes le sugirió a Moreno Valle realizar una nueva reforma electoral con la finalidad de evitar que la elección de 2018 a presidente de la República se empalmara con la elección a gobernador del estado, es decir, ampliar el periodo de la minigubernatura a cuatro años y ocho meses para que el proceso electoral local se hiciera concurrente con el federal hasta 2021.

“Otras voces mal intencionadas aconsejaron a Moreno Valle que tuviera cuidado, que quienes les sugerían ampliar el periodo de la minigubernatura en realidad querían traicionarlo y dejar que Tony fuera quien tuviera el control de Puebla.

“Está de más decir que estas ‘voces’ triunfaron, la idea de ampliar el periodo de la minigubernatura se desechó y aun así Tony Gali, siempre leal a su grupo, aceptó sin reparos ir a las urnas para un periodo de un año y ocho meses y dejar la presidencia municipal de Puebla en manos de Luis Banck.

“La victoria de Gali se convirtió en un hito en Puebla, por primera vez desde Maximino Ávila Camacho en el siglo pasado, otro gobernador había logrado imponerse y había logrado dejar a su sucesor. Nada parecía oscurecer el escenario para el grupo en el poder.

“Trascurrió 2017 sin novedades, aunque era evidente que la fuerza de un nuevo grupo, Movimiento Regeneración Nacional (Morena), presidido por Andrés Manuel López Obrador, se iba a convertir en un dolor de cabeza.

“Hoy los hechos al parecer confirman que fue un error de cálculo haber empalmado la elección local con la federal debido a que esta ya se contaminó con el fenómeno de Andrés Manuel, el cual comienza a arrastrar a sus candidatos, tema que abordamos el día de ayer.

“La presencia de El Peje en la boleta ha modificado los escenarios a favor de los candidatos de Morena, a quien la gente asocia con López Obrador”. Hasta aquí la larga, pero necesaria cita.

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