En el primer día los aspirantes mostraron de qué están hechos; mientras Miguel Barbosa fue arropado por la estructura de Regeneración Nacional, Alejandro Armenta optó por hacerse la víctima y Nancy de la Sierra dio una conferencia de prensa en un restaurante del Centro.
Por: Mario Galeana
El abrumador peso de las encuestas y el juego de la percepción parecen apuntar que en los siguientes nueve días no sólo se definirá al candidato de Morena al gobierno, sino al gobernador en sí.
Mientras el PRI y el PAN aguardan a que sus dirigencias nacionales ejerzan su dedazo y hagan públicos a sus abanderados, en el ala morenista Miguel Barbosa Huerta, Alejandro Armenta Mier y Nancy de la Sierra Arámburo han arrancado formalmente su precampaña por el estado para asir la candidatura.
El inicio formal de la puja ha revelado varias cosas. La más evidente es que Barbosa Huerta cuenta con el respaldo del grueso de la estructura de Morena, pues al arranque de su precampaña lo acompañó una decena de diputados federales, además de un importante grupo de legisladores locales y presidentes municipales.
La segunda es que, a lo largo de los días de precampaña que le restan, Armenta Mier hará uso de aquel recurso manido que significa asumirse como “perseguido” por el gobierno, de ser aquel que tiene todo el aparato en su contra.
La tercera es que De la Sierra Arámburo se lo tomará sin prisas ni aspavientos. Que hará una precampaña menos intensa que el resto de sus rivales y que será la primera en levantar la mano de quien resulte ganador de la contienda.
Tres crónicas de lo que ocurrió este domingo dan cuenta de la batalla que librarán los tres personajes por obtener la candidatura.

Barbosa, el rival a vencer
CRÓNICA Por: Mario Galeana
Miguel Barbosa ha pasado casi un año en tarimas como la que pisó ayer, al arrancar su precampaña. Pero todo es distinto. Ya no es el candidato que tiene que confrontar al poder, sino aquel rival a vencer al que sólo le resta administrar cómodamente su ventaja frente al resto de los contendientes.
Barbosa se plantó firme ante la multitud —una multitud de miles— que aguardaba en el Parque Juárez, en la capital, y alzó el brazo con una sonrisa discreta que le cruzaba el rostro.
“Quiero decirles a ustedes, a todos, que no les he fallado”, pronunció. “Siempre he mantenido la frente en alto. Siempre he estado con la dignidad en alto. Siempre he resistido los embates del poder y nunca me sentí solo”.
La multitud agitaba matracas y banderas, y a la menor pausa del orador aprovechaba para gritar una nueva porra, y a esa porra sucedía otra, y otra.
Entonces Barbosa, que hasta entonces parecía sentirse cómodo, endureció el gesto y empuñó la voz contra aquellos que desertaron muy pronto del conflicto poselectoral del año pasado y pactaron con el poder.
“A mí nadie me puede decir que me cerraron alguna averiguación previa como negociación con el gobierno anterior. A mí nadie me puede decir que me entrevisté con el gobernante anterior. Nadie me puede decir que tuve un encuentro secreto. Yo rechacé todas esas formas de hacer política. No soy parte de los privilegios, de las élites”, insistió.
A su lado, Rosario Orozco, su esposa, miraba a la multitud de frente, y entonces él aprovechó para presentarla —otra vez: “Ya la conocen. Es su amiga, es mi esposa. Se llama Rosario” —dijo, y ella apretó los labios, como conteniendo un gesto trémulo reflejado en los ojos—. No nos hemos ido, ¿eh? No estamos regresando. Hemos estado siempre acá. Un solo día no hemos parado, un solo día no hemos descansado.
Tras la pareja, decenas de diputados federales, presidentes municipales, legisladores locales y regidores aplaudían sin tregua. Varios de ellos ya habían tomado la palabra antes que Barbosa. Entre todos, quizá el más cómico fue el legislador Emilio Maurer, quien dijo que sería una “canallada” no darle una segunda nominación al ex candidato, y aprovechó para criticar al par de senadores que también buscan la candidatura por no concluir el cargo para el que recién fueron electos.
Pero Barbosa, en cambio, no confrontó a nadie. “Puebla requiere de la reconciliación”, advirtió al presentar ante los militantes y simpatizantes de Morena un Pacto por la Reconciliación, la Paz y el Bienestar para Puebla, un documento con el que pretende borrar los estertores de la larga polarización política que provocó el proceso electoral pasado.
Y, sin embargo, minutos después Barbosa miró a la multitud con sonrisa cómplice y preguntó: “¿Quieren que les diga una cosa? Esta contienda interna la voy a ganar con mucha facilidad”.
Al final del mitin, ya bajo el podio, al aspirante lo rodearon una docena de cámaras y mandó otro mensaje a sus adversarios: “Cada quien elige sus batallas en la política y en la vida, pero yo creo que —Armenta y De la Sierra— se equivocaron en elegir esta batalla. Tienen la batalla perdida”.
