Las Serpientes
Por: Ricardo Morales / @riva_leo
Puebla sin duda será clave para definir, políticamente hablando, el estilo de gobierno del presidente López Obrador.
De entrada ya envió un primer mensaje cuando hizo a un lado a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y haciendo caso omiso a los acuerdos de ésta con el panismo, decidió jugar sus piezas con la opción de quien fuera el candidato de Morena desde un principio a la gubernatura interina, Guillermo Pacheco Pulido.
La segunda señal vendrá en el momento en que se elija al candidato de Morena a la gubernatura, con lo cual López Obrador no sólo mandará un mensaje contundente para Puebla, sino para el resto del país y de 2024.
Sería demasiado ingenuo pensar que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, será ajeno al proceso de selección del abanderado de su partido a la gubernatura de la cuarta entidad en importancia en el país, un padrón electoral de más de cinco millones de almas.
Morena y el Presidente de la República se juegan mucho en el proceso de selección de su candidato a la gubernatura de Puebla, porque lo que se apruebe en esta ocasión, sin duda sentará un precedente para el resto de las entidades e incluso mandará un mensaje para cuando se acerque la sucesión presidencial de 2024, si es que no hay reelección.
Lo más probable es que Morena decida ir por una encuesta tal y como supuestamente ocurrió para elegir a Luis Miguel Barbosa en 2018, aunque en esa ocasión se excluyó de la medición al entonces ex diputado federal del PRI, Alejandro Armenta Mier.
El dedazo es una de las facultades “metaconstitucionales” de las cuales goza precisamente el titular del Ejecutivo federal, quien mandará en Puebla sin duda un mensaje muy claro de cómo se seleccionará a todos los aspirantes a las gubernaturas y por supuesto a la presidencia en 2024, si es que no hay reelección.
La polarización que existe entre los simpatizantes del ex candidato a la gubernatura, Luis Miguel Barbosa, y los del senador de la República, Alejandro Armenta Mier es sólo una escaramuza, pues como ya lo señalé en una anterior entrega, sólo el Presidente decidirá quién debe ser y todo apunta a que será Barbosa.
No veo al Presidente de la República dejándose presionar por un grupo de militantes poblanos, que aun siendo numerosos, sólo representan una parte del conglomerado morenista, ni mucho menos veo al senador Armenta yendo en contra de la voluntad del señor Presidente.
Es muy sencillo, López Obrador no se va a cortar el dedo, ya lo hizo en la anterior ocasión cuando palomeó a Barbosa, simulando una supuesta encuesta, cuyos resultados nunca se dieron a conocer a la opinión pública y quedaron bajo reserva.
Lo mismo va a pasar ahora que se tenga que elegir a quien será el candidato a la gubernatura, no me imagino a Morena ni al Presidente queriendo jugar a la democracia para que todos los procesos de selección de candidato se vayan a una interna y se divida el morenismo.
Ni mucho menos veo al Presidente de la República abdicando a su “derecho” metaconstitucional de imponer a su sucesor, el cual se dice ya desde este momento tiene destinatario en la persona de Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores.
Le tenemos malas noticias a Ricardo Monreal y su grupo, quienes ya vivieron en carne propia la “democracia” de Morena en Ciudad de México cuando hicieron a un lado al entonces delegado de Cuauhtémoc para privilegiar a la favorita del entonces presidente de Morena, Claudia Sheinbaum.
No señores, ni lo piensen, el Presidente no se va a cortar el dedo y Puebla será el fiel ejemplo de lo que se viene para otros procesos, no por nada la entidad se ha transformado en el laboratorio electoral de la Cuarta Transformación.