Los Guisantes de Mendel
Por: Víctor Florencio Ramírez Cabrera / @vicfc7

Hay una hipótesis en el sector energético que habla de que cada vez usaremos menos petróleo para generar energía, pero cada vez más gas y renovables. El pico de consumo de petróleo puede estar a menos de una década. Eso no significa el fin del uso del petróleo, pues ese seguirá en nuestra vida cotidiana pero en otra forma, debido a sus derivados y productos.

Pero este cambio se deberá traducir en cambios de hábitos. Cada vez se generará más energía en el sitio donde se consume, pues la tecnología es hora más adecuada para eso. Se irá electrificando el transporte, lo que requerirá regulación que se hizo ya el año pasado. Se irán generando microrredes, o secciones de redes en donde la energía se genere y se reparta.

La irrupción de los autos eléctricos cambiará enormemente el modelo de negocio.

Actualmente buscamos quien más barato y ágil llene el tanque de nuestro auto y no se puede ni debe llenar en casa. Pero los autos eléctricos se pueden cargar en casa, además de que para dar mejor vida a la batería, buscaremos dónde dejar el auto cargando por largo tiempo mientras hacemos algo más (comer, hacer compras, ejercicio, ver una película), lo que hará que nuestras gasolineras o estaciones de servicio dejen de funcionar como las conocemos, a excepción de unas decenas de ellas en carreteras, sobre todo las que sean puntos intermedios en viajes largos.

El propio gobierno ha propuesto tres puntos interesantes: casi cinco millones de techos solares y miles de solineras (estaciones de carga alimentados de energía solar), parques solares en ejidos. Estos proyectos se ajustan al futuro y en conjunto con proyectos privados de generación de energía renovable  pueden ser pasos acelerados para la transición energética como país.

La instalación de paneles en algunas zonas del país con los parques que pretende hacer este gobierno se vuelven mucho más adecuados técnicamente con modelos de generación distribuida colectiva, según la propia experiencia de CFE. En español, en lugar de instalar 40 paneles en 20-40 techos, los instalas en una sola área, con lo que generas más potencia, abaratas el costo de la instalación y entregas un mejor servicio y generación al usuario final, que pueden ser varias decenas.

Este modelo se está trabajando desde hace un año en la Comisión Reguladora de Energía y al nuevo gobierno le vendría bien acelerarle.

Por eso a muchos nos preocupa que, en las ternas propuestas para suplir a los Comisionados en la Comisión Reguladora de Energía haya un desbalance tan marcado.

Entendemos que en un gobierno con una visión tan decantada por mantener el uso de hidrocarburos se propongan perfiles más cargados hacia ese sector, pero sabemos que hay proyectos que una regulación adecuada puede facilitar, y por eso extraña que no se haya procurado más perfiles desde el punto de vista eléctrico, de renovables o que al menos conozcan la ley al respecto.

Lo peor de esto es que cuando se señaló esa situación por parte de uno de los involucrados, lo que vino fue una persecución de todo el Estado en contra de una sola persona. La acusación terminó por poner en evidencia a los propios funcionarios, pues exhibió que no conocían la función del Regulador.

El regulador busca ser una figura ajena al gobierno, transexenal, que no resultará ajena a los proyectos sexenales, pero sí garantizan que a pesar de esos cambios se mantenga la seguridad, eficiencia y calidad en el servicio, en este caso eléctrico.

En los países cuyos gobiernos funcionan mejor, la política partidista se hace a un lado de algunas cosas administrativas que deben de funcionar más allá de la carga ideológica de los gobiernos y sus cambios. La regulación de asuntos como el energético es uno de estos. Por eso países como Chile, Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Inglaterra, entre otros, tienen reguladores independientes.

Estos órganos se van profesionalizando en el tiempo, son transexenales porque permite evitar curvas de aprendizaje tan grandes, evitar que cambios de gobierno corten procesos que se deben ir madurando y permiten el desarrollo de sectores fundamentales de forma independiente a los vaivenes políticos. Por eso incluso al gobierno le conviene dar continuidad al regulador. Es necesario para sus propios fines y proyectos. El objetivo de la CRE y del gobierno es el mismo: lo mejor para México.