Plumas Ibero
Por: Rocío Barragán de la Parra

 “Pararse para luego caminar, con una actitud diferente y habilidades potenciadas para la vida”, así lo expresó Fernando Fernández Font SJ, en su charla con los alumnos de licenciatura próximos a egresar, donde además les reiteró que uno de los mayores retos consiste en comprender la realidad para responder asertivamente a las necesidades del contexto local, regional, nacional y/o internacional.

Entre los desafíos más urgentes sobresalen:

La desigualdad social aunada a la inequitativa distribución de la riqueza, que da como resultado un exponencial incremento de violencia social, corrupción y deshonestidad en el quehacer personal, profesional y social.

La destrucción del medio ambiente, generado por el desmedido crecimiento del consumismo para el desarrollo económico, desvinculado de la sustentabilidad, del cuidado de sí mismo, del otro y del ecosistema, lo que el Papa Francisco ha llamado “El cuidado de la casa común”.

La intolerancia e incluso violencia ante la diversidad sociocultural. Todo aquel que piense, actúe o se exprese de manera diferente, no sólo es rechazado, sino sujeto a la represión y al llamado bullying.

La crisis de valores ha propiciado la “indiferencia valorativa”. Ante la poca o nula reflexión del impacto generado con lo que se hace y/o se dice, se privilegia el individualismo, el pragmatismo y el hedonismo; priorizando lo práctico sobre lo bueno y avalando acciones sustentadas en la premisa: “primero yo, luego yo y al último yo”.

Las instituciones sociales como familia, escuela, iglesia y estado atraviesan por un serio conflicto de credibilidad y autoridad; desarticulándose así el tejido social y su papel fundante en la promoción del cuidado y desarrollo del bienestar común.

El desmedido uso de la tecnología y las redes sociales adelgaza la línea entre la realidad y la divulgación de noticias falsas. Suposiciones e incluso manipulaciones sobre los hechos y situaciones favorecen los intereses de unos cuantos o generan inestabilidad o desacreditación de personas e instituciones.

La riqueza económica vista como un fin y no como un medio pone en relevancia la hegemonía del sistema neoliberal y el imperio del mercado; promoviendo e incentivando el consumismo sobre el consumo responsable.

Dificultad mundial de gobernabilidad. Se ha debilitado la autoridad y el papel trascendente de las instituciones políticas, económicas y sociales, originando un delicado debilitamiento del Estado de Derecho.

¿Cómo responde a este reto la Educación Jesuita de la Ibero Puebla?

Reconociéndose como una institución contracultural a su contexto, comprometida en la formación de egresados capaces de:

Responder al mundo atendiendo las problemáticas existentes, asumiéndose a través de su ser, decir y hacer, como agentes de justicia y de paz.

Construir los espacios necesarios para vivir en común unidad (comunidad).

Comprender otras realidades, modos de vida, necesidades, pensamientos y expresiones que contribuyan a la transformación del mundo.

Ejercer una ciudadanía responsable, hacerse cargo de sí mismos, del otro, de su comunidad, su región y su país, encontrando formas, medios, modos y respuesta para vivir mejor.

Generar oportunidades para que el otro se desarrolle, se manifieste y sea mejor.

Ser embajadores de los valores institucionales. Principalmente promotores y mediadores de la paz a través de la justicia.

Autogestionar su experiencia. Reflexionar y evaluar cada vivencia para aprender de ellas y actuar en consecuencia.

Crear redes. Vincularse, sumar su energía a la del otro; estrechar lazos en comunidad, a favor de los valores, entendidos como lo bueno y lo mejor para el otro.

Por ello, el inicio de la vida profesional supone:

Saber para qué se vive y vivir en paz, con un sentimiento profundo que permita experimentar la plenitud y la felicidad.

Vivir de la manera más auténtica y congruente posible al compromiso que cada uno tiene consigo mismo, con y para los demás y para el mundo.

Identificar y (re)conocer qué se busca en la vida y para qué, construyendo su propio andar hacia la justicia y la paz.

Comprender que la excelencia está vinculada al crecimiento humano y no al éxito, Éste no necesariamente conduce a la felicidad, el crecimiento, la profundidad y la plenitud.

Asumir la libertad como un reto personal que se conquista íntimamente a través del trabajo interior, pero se acrisola y fortalece en la acción social.

Tomar distancia crítica frente al consumo y éxito individual; La frase “tú decides” no es un eslogan promocional de la institución, sino la definición del profesionista que se espera preparar, capaz de emprender su llamado a la vida con un equipaje integral muy valioso: El equipaje de la educación Jesuita de la Ibero Puebla.

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