Mesa Cuadrada
Por: Gabriel Reyes Cardoso / @GabrielReyesCa3

La Cuarta Transformación incluye innovación en conductas y también en las formas de entenderlas y justificarlas.

A veces se juzga a quienes pretenden transformar radicalmente la realidad social, tipificando como erróneas o inseguras sus nuevas prácticas de liderazgo. Se les juzga con los ojos, los criterios y los indicadores que se usaron en la realidad que se va. Por eso sus decisiones no se entienden o consideran equivocadas, imprecisas, inoportunas, especialmente las primeras.

Cambios exigen cambios.

Los mexicanos construimos rápido este aprendizaje.

Aceptamos que también necesitamos transformar nuestras formas de entender la realidad y nuestros métodos para evaluar las acciones colectivas porque necesitamos influir mejor en esos cambios y, al mismo tiempo, corregir lo que vaya siendo necesario.

Sorprende a los analistas nacionales e internacionales la velocidad de adaptación a las propuestas presidenciales de la Cuarta Transformación. Sorprende más la aceptación con las que se han van integrando los mexicanos, incluidos los que ven con miedos o temores todo cambio real.

La razón es la confianza en Andrés Manuel López Obrador y la adhesión a la esperanza que construye, porque se aprecia posible y conveniente.

La aceptación del liderazgo del Presidente en estos primeros meses ha crecido, pese a las realidades que se van, porque no dejan un espacio amplio para apurar que se vayan y que se resisten a irse. No es fácil.

Los mexicanos creen en la honestidad del Presidente López Obrador y les gusta el esfuerzo convencido y calculado con el cual el Presidente va empujando las transformaciones.

Con esa firmeza y respaldo todo será posible.

La agenda presidencial ha mostrado facetas de una corrupción que ha costado trabajo entender por su tamaño y extensión que nunca habríamos imaginado. Por eso la Cuarta Transformación ha iniciado con temas inéditos cuyos diagnósticos han ido más allá de lo que pudiéramos haber conocido o calculado.

Inédita también ha sido la respuesta social.

Desde la duda y las reservas, el tránsito hacia la probabilidad ha sido conducido con la verdad de las convicciones del Presidente y de su esfuerzo por hacer de los grandes problemas, explicaciones sencillas para comprensión de toda la ciudadanía.

Su peculiar estilo personal es, efectivamente, la mayor energía para sus estrategias.

El “Me canso, ganso” por ejemplo es parte del lenguaje coloquial que impulsa un acompañamiento popular que surge cuando el lenguaje transparente conecta al Presidente con la gente y la gente se conecta con el Presidente.

Hasta en esos detalles la Cuarta Transformación va y con ella los mexicanos nos vamos transformando, y eso que apenas llevamos 100 días juntos.