Las Serpientes
Por: Ricardo Morales / @riva_leo

Al interior del equipo del candidato al gobierno de Puebla por Morena, Luis Miguel Barbosa Huerta, hay preocupación por lo que puede representar en la campaña la capital y el papel que juega la alcaldesa Claudia Rivera.

Y es que al equipo del candidato y al propio abanderado de Morena a Casa Puebla les queda claro que el trabajo realizado por la presidenta municipal, lejos de ser un activo para la campaña, se ha convertido en un pasivo.

Los números así lo demuestran. La alcaldesa está reprobada por la mayoría de la población, decepcionada de haber votado por ella el 1 de julio, además de que sus niveles de conocimiento son muy bajos, a pesar de tener cinco meses en el cargo.

La preocupación del equipo y el propio Barbosa estriba en que con el mal trabajo de la presidenta municipal de la cuarta ciudad más importante del país la marca Morena comience a verse afectada, lo cual sería un duro golpe para el aspirante a Casa Puebla.

Más allá de que las lealtades de la alcaldesa se hayan situado con otro de los aspirantes, lo que preocupa a los barbosistas es que la población comienza a manifestar su desaprobación a la administración morenista y un tema es fundamental para estas malas calificaciones: la inseguridad.

Este punto es vital en términos de percepción para los habitantes de la Angelópolis y comienza a convertirse en un foco rojo para la campaña de Miguel Barbosa, quien no puede presumir en su campaña los logros de la administración capitalina.

Aún más, el tema, sin duda, será el punto que sus adversarios pondrán en la mesa cuando tenga que hablarse de la forma como gobierna Morena.

En 2018 no se pudo atacar a Barbosa Huerta con este asunto porque no había ningún gobierno emanado de ese partido en el país, pero hoy, a un año de distancia, será el eje central de los ataques de la oposición la inseguridad que se pasea en cada rincón del estado, en especial, en la capital.

Tampoco ayuda mucho a la campaña barbosista el trabajo del resto de los ediles emanados del movimiento de López Obrador.

Ningún presidente municipal de la zona conurbada, menos los alcaldes de Tecamachalco y Tehuacán, ha hecho bien su trabajo. La mayoría se ha visto envuelta en escándalos, como Karina Pérez, de San Andrés Cholula; o han demostrado plenamente su incapacidad para gobernar.

La capital es el principal foco rojo de la campaña de Luis Miguel Barbosa, quien no puede confiar sólo de las buenas calificaciones del Presidente de la República; eso lo sabe él y su equipo de trabajo.

Las encuestas lo hacen ampliamente favorito, pero el mood social en la capital ha comenzado a cambiar, la gente está molesta con la presidenta municipal e identifica perfectamente bien el partido del cual emanó.

La capital representa 32% del total de la población inscrita en el padrón y si bien es cierto que los adversarios del barbosismo están desfondados y sin estructura, también la paciencia de muchos poblanos, víctimas de la delincuencia, está por agotarse.

El barbosismo, más que estar preocupado por si Alejandro Armenta y su estructura operen en su contra en las elecciones, está más ocupado por enderezar la nave y entregar buenas cuentas, antes de que el mal desempeño de las administraciones municipales se convierta en un hándicap en contra.

La gran pregunta que hoy se hacen tanto el candidato Barbosa como su equipo es: ¿qué van a hacer con Claudia Rivera?

Hay voces que creen necesario ayudar a la alcaldesa; por lo menos, mientras dura la campaña, con el fin de revertir la mala percepción sobre su administración. El tema es que la presidenta municipal no se deja ayudar.

Hay otras voces que incluso sugieren que debe dimitir, vía cabildazo, al cual se sumarían hasta los propios regidores de Morena, identificados con el candidato a Casa Puebla. El problema es que, si lo hacen, el nivel del daño podría ser mayor y originar una crisis al interior de la Comuna de dimensiones no vistas hasta ahora.