Mesa Cuadrada 
Por: Gabriel Reyes Cardoso / @GabrielReyesCa3

En 2016, al recordar a mi amigo y jefe Luis Donaldo Colosio, afirmé que el “hubiera” no existe. Dos años después, estoy en la tentación de convencerme que sí.

Colosio ofrecía “Bienestar para tu familia” y ese compromiso sigue vigente con componentes diferentes, pero con el mismo origen: el México agraviado que vio Colosio, el de mujeres y hombres afligidos por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían servirla honestamente, ciudadanos angustiados frente al absurdo de la violencia, lastimados por el abuso de las autoridades o por la arrogancia en las oficinas gubernamentales.

Veinticinco años después, los mexicanos resolvimos pasar de los agravios, de la angustia y la indignación, que señaló Colosio, al odio, a la decisión, a la acción que encuentra en el Presidente Andrés Manuel López Obrador posibilidad y cauce.

Aún no se cocina la historia reciente, pero el juicio es único y seco, de una sola pieza que no se ha diluido en 25 años:

Lo que quería Colosio, lo seguimos queriendo todos…
Los pendientes de Colosio, siguen siendo, nuestros pendientes…

Pero sus palabras, y a lo mejor su sacrificio, abonaron las fuerzas y avivaron los corajes.

Es hora de una nueva esperanza.

Nuevas reflexiones, nuevos compromisos nos hacen pensar que ha llegado la hora de transformar a México y transformarnos nosotros mismos.

Le tomamos la palabra al Presidente López Obrador, está demostrado que los mexicanos creemos que su honestidad, la claridad de su diagnóstico y su fortaleza de carácter construyen una nueva esperanza.

Ni Colosio ni López Obrador son iguales, ni las condiciones ni los sentimientos de los mexicanos.

Pero el compromiso sigue siendo el mismo: asegurar que los mexicanos alcancemos el bienestar que, como dijo Colosio, “sin duda merecemos”.

No cabe duda, los humanos nos vamos, las ideas, las buenas ideas perduran. Si alguien muere, otros las rescatarán, les darán nuevos alcances y las llevarán a la práctica.

El presidente López Obrador entendió la advertencia, comprobó la irresponsabilidad de anteriores gobiernos al ignorarla y demostró que los malos resultados no fueron archivados por la gente, se transformaron en energía demoledora a la que hay que abrir caminos de honestidad, transparencia y transformación.

Y es cierto, en otras naciones por menos ya habría una revolución, pero la sabia paciencia y prudencia de los mexicanos encontraron en López Obrador un líder que bien podría ser la versión de entendimiento y potencialización de aquellas visiones con las cuales Colosio señaló una vía.

Colosio dijo que ha llegado la hora del bienestar, y 25 años después con López Obrador, creo que ha llegado la hora del bienestar que, sin duda, merecemos todos los mexicanos.

Por cierto, a los dos –Colosio y López Obrador– les gusta el beisbol.